Brad Bird. Ratatouille
INAPRECIABLE MANIFIESTO SOBRE LA CRÍTICA DE BRAD BIRD
El papel de la crítica, que intenta emular a los cineastas, ha sido siempre muy contestado por éstos. Como decía Godard, quien quiera hacer cine: ¡Qué lo haga!. En este film el autor hace un verdadero alegato en favor de su profesión. Brad Bird enfrenta a una miserable rata con un duro crítico, que vive en una casa con forma de ataúd y cuya apariencia es la de un vampiro, que chupa la sangre de sus víctimas y, que no en balde, se llama Ego. Es digna de ser tenida en cuenta la crítica que publica este chupa-sangre, de nombre tan explicativo, tras probar la comida de la rata, que simboliza a esos seres despreciables en quien nadie se fija si no es para machacarlos:
"En muchos sentidos el trabajo de un crítico es fácil. Arriesgamos muy poco y aun así estamos por encima de quienes ofrecen su trabajo y a sí mismos para que les juzguemos. Prosperamos con la crítica negativa, es divertido escribirla y leerla. Pero la amarga verdad que los críticos debemos afrontar es que en el gran esquema de las cosas, la típica porquería tiene probablemente más sentido que la crítica que así la califica. Pero hay veces en que un crítico se arriesga realmente, y es cuando descubre y defiende lo nuevo. El mundo es a menudo severo con el nuevo talento, las nuevas creaciones. Lo nuevo necesita amigos. Anoche experimenté algo nuevo, una comida extraordinaria que provenía de una fuente inesperada. Decir que tanto la comida como su creador hicieron que cuestionara mi idea de lo que es la cocina de calidad es quedarse muy corto. Hicieron que se tambalearan mis cimientos. Nunca he ocultado en el pasado mi desprecio por el famoso lema del chef Gusteau, "Cualquiera puede cocinar". Pero soy consciente de que sólo ahora entiendo realmente lo que quería decir: no todo el mundo puede convertirse en un gran artista, pero un gran artista puede provenir de cualquier lugar. Es difícil imaginar orígenes más humildes".
Aunque las enseñanzas académicas se basan sobre todo en el estudio del pasado, en la memoria, como diría Harold Bloom, y entendemos que el valor supremo reside en recordar, no estaría de más hacer un esfuerzo por observar lo que va surgiendo sin desprecio y aparcar las reservas hacia ciertas políticas de discriminación positiva para proteger a los marginados de siempre. Esperemos que un día, no muy lejano, estas políticas no sean necesarias.
Es uno de los filmes más gratificantes y educadores de la población que he visto en mucho tiempo, y, aconsejo no despreciarlo: los niños sólo lo pueden entender acompañados de adultos.
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