Wind River. Taylor Sheridan.
Imagen propiedad de Juanma Pastor, Tanja Fushberger y Rosa Labrandero
UN RELATO MUY COMPLEJO EN UN CONTEXTO SENCILLO EN TEORÍA.
Mientras se recogen estadísticas de personas desaparecidas para otros grupos demográficos, no existen para mujeres nativas norteamericanas. Nadie sabe cuántas hay desaparecidas.
Ficha técnica:
Título original: Wind River.
País: Estados Unidos.
Año: 2017.
Duración: 97 minutos.
Guión y Dirección: Taylor Sheridan.
Casting: Lauren Bass y Jordan Bass.
Dirección de Fotografía: Ben Richardson.
Música: Nick Cave & Warren Ellis.
Edición: Cary D. Roach, A.C.E.
Dirección artística: Lauren Slatten.
Decorador del set: Cynthia Neibaur.
Diseño de Vestuario: Kari Perkins.
Jefe de Departamento de maquillaje: Felicity Boweing.
Efectos especiales de maquillaje Chris Hanson.
Jefe de Departamento de peluquería: Tim Muir.
Productor: Basil Iwanik, p.g.a., Peter Berg, Matthew George, p.g.a., Wayne Rogens, Elizabeth A.Bell.
Productor ejecutivo: Erica Lee, Jonathan Fuhrman, Braden Aftergood, Christopher P. Warner, Bob Weinstein. Harvey Weinstein, David C.Glasser. Wayne Marc Godfrey, Robert Jones, Nick Bower, Deepak Nayar, Tim White, Trevor White. Nicolas Chartier, Jonathan Deckter, Joni Sichvatsson. Vincent Maraval, Brahim Chioua, Agnes Mentré.
Diseño de producción: Neil Spisak.
Compañías productoras: Acacia Entertainment, en asociación con Fyzz Facility, Riverstone Pictures, Voltage Pictures, Wild Bunch, Synergics Films, Star Thrower Entertainment y Tunica-Biloxi Tribe de Louisiana, Savvy Media Holdings, Thunder Road y Film 44.
Intérpretes
Jeremy Renner: Cary Lambert,
Elizabeth Olsen: Jane Banner,
Gil Birmingham: Martín,
Kelsey Asbille: Natalie,
Teo Briones: Casey,
Tantoo Cardinal: Alice Crowheart,
Matthew del Negro: Dillon,
Hugh Dillon: Curtis,
Julia Jones: Wilma,
James Jordan: Pete,
Eric Lange: Doctor Whitehurst,
Martin Sensmeier: Chip,
Jon Bernthal:: Matt,
Graham Greene: Ben,
Sinopsis:
La historia comienza cuando un cazador de coyotes, encargado de proteger la caza y la pesca en el territorio salvaje de Wind River, Cary Lambert, interpretado por Jeremy Renner, descubre el cuerpo congelado de una chica asesinada. Una agente del FBI recibe el encargo de investigar el crimen.
Crítica:
He decidido comenzar el año con una historia tan terrible como la que pone en escena Taylor Sheridan, basada en un guion propio y un elenco mixto de norteamericanos caucásicos y amerindios, o pueblos aborígenes que ocupaban sus tierras antes de la colonización europea, un post que decidimos no publicar ayer, cuando ya se conocía el trágico desenlace del caso de una joven española buscada por la policía durante más de un año, para evitar añadir angustia a la angustia que produce en muchos padres que esa misma noche iban a padecer con la salida masiva de sus hijos para celebrar el último día del año. A la valentía con la que este film, la segunda película que dirige el escritor, director y actor americano, plantea la tragedia de una violencia de género que descansa en pilares muy sólidos de la sociedad patriarcal y arraiga, en este caso, en personalidades muy simples en las que anida todo tipo de fobias, incluidas la misoginia y la xenofobia; se suma la paradoja de que una empresa de este calado, que no ha recibido ni una crítica negativa, (más adelante daré los datos cuantitativos y cualitativos de la opinión de los top critics), no se ha estrenado en países como el nuestro, justo cuando en plena era Trump crecía en Estados Unidos la conciencia contra los abusos sexuales de los ejecutivos de las compañías cinematográficas y actores de demostrada solvencia. Entre ellos se encuentra Bob Weinstein, productor, junto con su hermano, de esta película, que cuenta con un elenco caracterizado por el mestizaje y la creación del score musical a cargo de Nick Cave. ¿Qué ha pasado, pues? El film fue estrenado en Sundance el 21 de enero de 2017, y en Estados Unidos el 4 de agosto de 2017. Ahora salta gratis a plataformas televisivas.
El tomatometer de la página Rotten Tomatoes da un índice de valoración de la prensa, consultadas 210 reseñas, del 87%, que se eleva al 91% en el caso del público, pulsada la opinión de 26,908 usuarios. Se la ha calificado al director de potente debut en la dirección, a pesar de que Sheridan ya había realizado un film de 88 minutos de duración en 2012 (Vile, 2012), (Todd McCarthy, The Hollywood Reporter); una puesta en escena habilidosa y brillante de un director al que sólo le queda demostrar sus capacidades como director (Owen Gleiberman, Variety; hermosa y apasionante historia criminal del guionista de 'Comanchería' (Steve Pond, The Wrap); thriller brillante que se relaciona bien con las localizaciones y que borda Jeremy Renner (Brian Tellerico, rogerebert.com)...
Las cámaras de Taylor Sheridan entran en la reserva india de Wind River, Wyoming, con el objetivo de narrar, con su mirada más afilada, unos acontecimientos terribles en este no man's land o tierra de nadie, que se constituyeron como cárceles abiertas en las que reducir a los indios, bloqueadas durante todo el año por una capa de nieve que impide a sus habitantes desplazarse de un lugar a otro e incluso escapar con posibilidades de éxito. La sociedad establecida en estas células dispersas, portadoras de un potencial patógeno que puede comprometer a toda la nación, habita en pequeñas casas prefabricadas, a modo de contenedores elevados sobre el suelo, dispersas, cuyos pobladores se dedican a la ganadería, una actividad de riesgo, objeto de los ataques de los lobos y los zorros, con una mínima complejidad institucional, que se basa casi exclusivamente en una 'policía tribal', asistida por la policía federal, (FBI) -sólo cuando de producen crímenes -, constituida por un sheriff nativo y tres o cuatro asistentes . Grandes empresas controlan los yacimientos de materias primas, custodiados por guardianes privados armados que corrompen a los hijos de los indios, introduciéndolos en el comercio de la compra. venta y consumo de drogas adulteradas, que los convierten en guiñapos, carne de cañón de cualquier desaprensivo, y violan y asesinan a sus hijas, apenas desarrollan sus atributos femeninos, dejando sus cadáveres, sin enterrar, en las selvas nevadas, para que se hagan cargo de ellas las mismas alimañas que diezman los rebaños de corderos, vacas o cualquier otro que se pueda adaptar a al medio.
De este modo, estos paisajes bellísimos, cubiertos de forma permanente por la nieve, son lugares en los que solo sobreviven los fuertes, que ven cómo se corrompen o desaparecen sus propios hijos, como cachorros de sus rebaños; ellos, los hijos varones, concepto sexista que no tiene equivalencia en el género femenino, ( en la dictadura se llamaba hembras a las mujeres, asociándolas a los animales );degradados ellos, violadas, asesinadas y abandonadas a los depredadores ellas. Los trabajadores blancos que entran en estas reservas son conscientes de su superioridad, de que sus crímenes quedarán impunes, convirtiendo en víctimas a los hombres caucásicos, como el propio Lambert, casados con mujeres nativas, cuya hija corrió una suerte parecida, desaparecida y después devorada por los lobos, borrándose todas las huellas que podían implicar a los criminales. Cuando la desgracia se ceba en otra adolescente, a la que encuentra el cazador, se podrá actuar a tiempo contra los delincuentes.
Desde Europa se emiten juicios fáciles sobre Norteamérica, un país del que se desconoce casi todo, como el desamparo de los pueblos aborígenes recluidos en estos espacios, protegidos por una policía tribal, con muy pocos recursos, y en los que sólo entra la policía federal, cuando un facultativo, un forense, califica de crimen el acontecimiento. lo que no siempre hace, permitiendo que el mundo ignore las atrocidades que se cometen contra estas mujeres, casi niñas, a las que hombres maduros violan, asesinan y las abandonan como pasto para los animales carroñeros. El Gobierno de la nación no dedica un sólo euro ni siquiera a la realización de una estadísticas que permitan conocer la magnitud del problema. Quien ha invertido esfuerzos y dinero en la denuncia de esta situación, Bob Weinstein, ha sido acusado de abusar de las mujeres que intentaban progresar en el mundo del cine, y el resultado ha sido doblemente oscuro: su expulsión de la Weinsten Company (que procede de Miramax, una marca cuyo nombre deriva e los nombres de los padres de este personaje y su hermano Harvey); la otra grave consecuencia es que una película en la que se invirtieron cuarenta millones y medio de dólares, que se estrenó en agosto en Estados Unidos, no fue distribuida fuera del país, un serio contratiempo para un esfuerzo muy importante, que, en países como el nuestro, sólo permite conocer el proyecto en plataformas que la ofrecen gratis, como el videoclub de ONO. La aconsejamos fervientemente, no sólo por la denuncia de la vulnerabilidad de las mujeres en estos lugares paradisíacos pero muy duros, sino por la eficacia y poesía de su puesta en escena y la existencia de instituciones de la que muy pocas veces nos hablan las películas vistas desde la perspectiva de los pioneros y exploradores, con más o menos decencia y sentimiento de culpabilidad por cómo se hicieron las cosas en el pasado, sino por la persistencia de la humillación de unos pueblos que sólo disponen de una 'policía tribal' con muy pocos recursos, a pesar de la modernidad de los trineos mecánicos, las motos de nieve en lugar de caballos, en los desplazamientos, una tapadera , una patina de modernidad que esconde el olvido en el que permanecen.
De este modo, estos paisajes bellísimos, cubiertos de forma permanente por la nieve, son lugares en los que solo sobreviven los fuertes, que ven cómo se corrompen o desaparecen sus propios hijos, como cachorros de sus rebaños; ellos, los hijos varones, concepto sexista que no tiene equivalencia en el género femenino, ( en la dictadura se llamaba hembras a las mujeres, asociándolas a los animales );degradados ellos, violadas, asesinadas y abandonadas a los depredadores ellas. Los trabajadores blancos que entran en estas reservas son conscientes de su superioridad, de que sus crímenes quedarán impunes, convirtiendo en víctimas a los hombres caucásicos, como el propio Lambert, casados con mujeres nativas, cuya hija corrió una suerte parecida, desaparecida y después devorada por los lobos, borrándose todas las huellas que podían implicar a los criminales. Cuando la desgracia se ceba en otra adolescente, a la que encuentra el cazador, se podrá actuar a tiempo contra los delincuentes.
Desde Europa se emiten juicios fáciles sobre Norteamérica, un país del que se desconoce casi todo, como el desamparo de los pueblos aborígenes recluidos en estos espacios, protegidos por una policía tribal, con muy pocos recursos, y en los que sólo entra la policía federal, cuando un facultativo, un forense, califica de crimen el acontecimiento. lo que no siempre hace, permitiendo que el mundo ignore las atrocidades que se cometen contra estas mujeres, casi niñas, a las que hombres maduros violan, asesinan y las abandonan como pasto para los animales carroñeros. El Gobierno de la nación no dedica un sólo euro ni siquiera a la realización de una estadísticas que permitan conocer la magnitud del problema. Quien ha invertido esfuerzos y dinero en la denuncia de esta situación, Bob Weinstein, ha sido acusado de abusar de las mujeres que intentaban progresar en el mundo del cine, y el resultado ha sido doblemente oscuro: su expulsión de la Weinsten Company (que procede de Miramax, una marca cuyo nombre deriva e los nombres de los padres de este personaje y su hermano Harvey); la otra grave consecuencia es que una película en la que se invirtieron cuarenta millones y medio de dólares, que se estrenó en agosto en Estados Unidos, no fue distribuida fuera del país, un serio contratiempo para un esfuerzo muy importante, que, en países como el nuestro, sólo permite conocer el proyecto en plataformas que la ofrecen gratis, como el videoclub de ONO. La aconsejamos fervientemente, no sólo por la denuncia de la vulnerabilidad de las mujeres en estos lugares paradisíacos pero muy duros, sino por la eficacia y poesía de su puesta en escena y la existencia de instituciones de la que muy pocas veces nos hablan las películas vistas desde la perspectiva de los pioneros y exploradores, con más o menos decencia y sentimiento de culpabilidad por cómo se hicieron las cosas en el pasado, sino por la persistencia de la humillación de unos pueblos que sólo disponen de una 'policía tribal' con muy pocos recursos, a pesar de la modernidad de los trineos mecánicos, las motos de nieve en lugar de caballos, en los desplazamientos, una tapadera , una patina de modernidad que esconde el olvido en el que permanecen.
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