Madre! Darren Aronofsky. Crítica.








Ficha técnica, sinopsis, críticas, cartel, fotografías y trailer (Pinchad aquí).


Crítica:


Las emociones que evoca en el espectador el libro que lee o la película  de la que disfruta son personales, subjetivas, y las evocaciones, generalmente también, pero hay algo indiscutible: la estructura del film está inspirada en 'La semilla del diablo' de Polanski, adaptada a los intereses del que se expresa y receptora de las preocupaciones muy peculiares del cineasta que lo hace de la forma más extrema y radical, y desvela sus reflexiones acerca del proceso creativo, la fagotización de las aspiraciones de quienes los rodean y la inseguridad que acompaña a la inspiración y que desempodera al sujeto. Una constante humana anclada en el tiempo desde que Adán ofreció su propia costilla para tener una esposa y no puedo evitar que sus hijos se enfrentaran hasta la muerte, lo cual puede ser interpretado como una justificación de comportamientos alejados de lo que es verosimil para el espectador, fiel reflejo de su cotidianidad.

En Madre! la  huida de la inspiración de la actividad literaria va asociada a la relación de la pareja y deriva hacia un pacto diabólico en el que la mujer y el fruto de su vientre son tratados como monedas de cambio, algo que entenderá fácilmente quien haya visto el film del polaco, una entrega simbolizada por un útero que sangra en la habitación del matrimonio, y por una curiosa piedra de carácter sagrado, cuyo valor se desvela al final; un objeto incomprensible que se guarda en una estancia sagrada a  la que sólo puede acceder 'El, y que, ubicada en el lugar destinado a su conservación, ilumina los rincones más oscuros, incluidos los de su propia mente. 

La estructura del film no es muy compleja, sin embargo la puesta en escena 'bruegheliana', con tumulturarios  y destructivos  crescendos en los que los que se complementan con quienes escriben libros o hacen películas, satisfacen su ego y los animan,  se muestran como una masa transversal, tanto en lo que afecta a la edad de quienes la integran, como al contexto social y la función que les reserva la colectividad,  todos ellos quieren dejar un  testimonio de que estuvieron allí y colaboraron con el creador, aunque solo fuera para destruir su intimidad. Mas el personaje que encarna  Javier Bardem, 'El, se diferencia de la protagonista de Black Swan, un papel que representa Natalie Portman, en que mientras la chica padece una angustia insoportable originada por la inseguridad, un sentimiento que le hace ver como enemigo a cualquiera que pueda arrebatarle el puesto, una realidad que conoce cualquier ser humano que compite, en que el hombre, renacida la inspiración, sea cual sea el precio que haya pagado por ello, disfruta del éxito, se hace egoísta y se convierte en el príncipe de su propio universo.

El carácter invasivo, avasallador y ególatra del artista priva de atractivo a quien se encuentra a su lado, en este caso la esposa, la madre, con independencia de la mujer o el hombre que se halle a su lado, que, al sentirse ninguneados se muestran como seres hostiles y poco comunicativos. No cabe la menor duda que la intensidad expresiva del autor hace pensar que su propia estructura mental no es nada sencilla y que conoce bien que, si muchos intelectuales han planteado la imposibilidad trascendida de la pareja a cualquier tiempo o lugar, en particular Ingmar Bergman, esta convivencia se hace más dura con el artista, que puede desempoderarse, como Natalie Portman, o coger el timón de su vida y de la de todos los que lo rodean, como 'El. Una experiencia que algunos llaman mística y parece tener mucho de autorreferencial.

Muy interesante. Tiene razón Jordi Costa cuando afirma que "a Aronofsky podrán acusarle de megalomanía por esta absorbente, provocadora y cismática película, pero nadie debería tildarle de tramposo, porque todo está ahí.

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