El Dorado. Howard Hawks.

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Ficha técnica:

Título original:
País: Estados Unidos.
Año: 1966.
Duración: 121 minutos.

Dirección: Howard Hawks.
Guión: Leigh Brackett, basado en la novela "The Stars In Their Courses" de Harry Brown.
Dirección de Fotografía: Harold Rosson, a.s.c. Color Technicolor.
Efectos especiales de fotografía: Farciot  Edouart, a.s.c.
Música. Score y dirección: Nelson Riddle. Canción 'El Dorado': Música: Nelson Riddle, letra: John Gabriel, Intérprete: George Alexander, acompañado por The Mellomen.
Montaje: John Woodcock.
Dirección artística: Hal Pereira, Carl Anderson.
Decorador del set: Robert Benton, Ray Moyer.
Pinturas originales: Olaf Wieghorst.

Diseño de Vestuario: Edith Head.
Supervisión de maquillaje: Wally Westmore, s.m.s.
Supervisión peluquería: Nellie Manley, c.h.s.


Productor: Howard Hawks.
Productor asociado: Paul Helmick.
Compañía: Paramount Pictures.

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Intérpretes:

John Wayne: Cole Thorton,
Robert Mitchum: Jean Paul Harrah,
James Caan: Alan Bourdillon Traherne "Mississipi"
Charlene Holt: Maudie,
Paul Fix: Dr. Miller.
Arthur Hunnicutt: Bull Harris.
Michelle Carey: Josephine "Joey" McDonald,
R.G. Armstrong: Kevin MacDonald,
Edward Asner: Bart Jason,
Christopher George: Nelse McLeod,
Marina Chane: María,
Robert Donner: Milt,
John Gabriel: Pedro,
Johnny Crawford: Luke MacDonald.

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Sinopsis:

El legendario director y productor Howard  Hawks reúne a dos mitos del séptimo arte, John Wayne y Robert Mitchum, en este gran clásico del Western. Mitchum interpreta a un sheriff alcoholizado, aunque valeroso, que se enfrenta implacablemente al lado oscurodel Salvaje Oeste, combatiendo a ganaderos despiadados y a criminales "hombres" de negocios. "El Duke" brinda también una actuación irrepetible como el mejor amigo del sheriff. Esta formidable combinación de acción y humor ha convertido El Dorado en una pieza clave del género.

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Comentario:

Se ha dicho que Ford inauguró el 'western crepuscular' con Dos cabalgan juntos (1961); de ser esto cierto, Howard Hawks entra de lleno en el subgénero con esta película de 1966, no sólo por el protagonismos de dos actores ya maduros, que muestran los estragos de la edad que los deja  a uno manco y al otro cojo, y al fin  con muletas a los dos y deseando realizar su última hazaña antes de 'jubilarse' y retirarse a un hogar con la mujer que han elegido, sino por el envejecimiento de las ilusiones de aquellos colonos que atravesaron con grandes penalidades desiertos inhóspitos. Mississipi, el joven que recoge la antorcha, ya no sabe disparar, aunque maneja  el cuchillo como un indio, y cuando se dirigen a la batalla final contra el poderoso cacique que amedranta a la población, les recita unos versos sobre el antiguo sueño de los buscadores de oro, que acabaron estrellados en pequeños poblados llenos de polvo: "Sin fuerzas, exhausto ya pierde su fe, pero de repente una sombra ve.¡Sombra! grita airado, dime donde se halla la tierra llamada "El Dorado". Montes de Luna cruzando a valles de sombra bajando cabalga siempre osado a la busca de 'El Dorado'.

Howard Hawks se emplea a fondo en el uso de la ironía y un sentido fino del humor, a cargo, la mayor parte de las veces, del más joven del grupo Alan Bourdillon Traherne "Mississipi", la dependencia del alcohol del sheriff Jean Paul Harrah, interpretado por Robert Mitchum y los remedios que adopta el grupo para curar esta adición  del agente de la ley. No obstante, la reiteración de las situaciones y los gags acaban por ralentizar la narración y, al carecer de un background de la fuerza de otros filmes del cineasta, la película pasa a un segundo plano en relación con otros westerns del director al que muchos han llamado invisible, una característica que lo convierte en un gran referente de la modernidad. Una obra menor, dicen algunos, una aseveración que molesta a otros fans del cineasta.

Como tantas otras películas muestra la facilidad con la que los individuos accedían al cargo de agente de la ley, de sheriff del poblados, sin tan siquiera conocer el juramento prescrito. Se sacaba una estrella del cajón, en el que debía haber tantas como necesidades se preveían, y se colocaba en el chaleco del individuo al que se ponía un arma en la mano. Una situación de la que se ríen abiertamente los protagonistas, aunque, como es usual en el género, el héroe, Cole Thorton, no tiene la menor intención de echar raíces en el lugar, una vez le extraigan la bala que tiene alojada en la espalda y tenga las fuerzas suficientes para reemprender las marcha por el mismo lugar por el que llegó a ese poblado filiforme tan característico de las primeras ciudades del oeste.