El secreto de Adaline.




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Ficha técnica:

Título original: The age of Adaline.
País: Estados Unidos.
Año: 2015.
Duración: 115 minutos.

Dirección: Lee Toland Krieger.
Guión: Mills Goodloe & Salvador Paskowitz, basado en una historia de Mills Goodloe y Salvador Paskowitz.
Casting: Deborah Aquila, Tricia Wood, c.s.a.
Dirección de Fotografía: David Lanzenberg.
Música: Rob Simonsen.
Edición: Melissa Kent.
Dirección artística: Martina Jaborova.
Decorador del set: Shannon Gottlieb.

Diseño de Vestuario: Angus Strathie.
Jefe de Departamento de maquillaje: Monica Huppert.
Jefe de departamento de peluquería:

Productores: Sidney Kimmel, Gary Lucchesi, Tom Rosenberg.
Productores ejecutivos: Steve Golin, David Kern, Alix Madigan, Eric Reid, Richard Wright, Jim Tauber, Bruce Toll, Steve Golin, Alix Madigan.
Productor asociado: Jackie Shenoo, Jim Tauber.
Diseño de producción: Claude Paré.
Compañías. Productora: Lionsgate, Sideney Kimmel Entertainment, Lakeshore Entertainment, Sierra/Affinity. Distribución: eOne.

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Intérpretes:

Blake Lively: Adaline Bowman,
Michiel Huisman: Ellis Jones,
Harrison Ford: William Jones,
Ellen Burstyn: Flemming,
Kathy Baker: Kathy Jones,
Amanda Crew: Kikki Jones,
Richard Harmon: Tony,
Anjali Jay: Cora,
Lynda Boyd: Regan,
Peter J. Gray: Clarence James Prescott,
Lane Edwards: Veterinaria,
Alison Wandzura: Paramédico 1,
Aaron Craven: Agente del FBI,
Jane Craven: Miriam.


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Sinopsis:

Adaline Bowman (Blake Lively), nacida a comienzos del siglo XX, adquiere a los 29 años la eterna juventud tras un accidente. Tras años de vida solitaria y permanecer con la misma edad durante 8 décadas, conoce a Ellis Jones (Michiel Huisman), un hombre por el que podría merecer la pena peder la inmortalidad.





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Críticas:

Vivimos tiempos de grandes pasiones, en los que es la insatisfacción la que guía nuestros instintos, las contradicciones las que desatan nuestras pasiones y todos estos sentimientos cruzados moldean un hombre cínico, amargado, resentido y receloso que extiende el dolor y la incomprensión como una mancha de aceite, en la que todos, de una forma u otra, acaban resbalando. Pero Krieger no ha sabido aprovechar este clima, esta atmósfera perniciosa, precisamente al convertir a una mujer que por un accidente fortuito no envejece, nunca pasa la barrera de los 29 años en el aspecto físico, algo que no ocurre en la parte más oscura de su ser, en su psique como dirían algunos, o en su alma como dirían otros, para profundizar en esta desazón que nos embarga y ha hecho una película que defrauda a quien espera mucho más del temor del ser humano a envejecer y  todo lo que ello conlleva. 

John Frosch realiza un análisis exhaustivo para el rotativo 'The Hollywood Reporter' de esta historia puesta en escena por Lee Toland Krieger que nos habla de una mujer, Adaline, interpretada por Blake Lively (seis temporadas de Gossip Girl, Linterna Verde, The Town, Savages...). que deja de envejecer a los 29 años (en el momento que acota el film tiene 107 años). Envejecer y morir, el único argumento de la obra para Gil de Biedma, es una cuestión que ha preocupado y preocupa al hombre desde los albores de la hominización y que encontró un acomodo perfecto en la gran novela de Oscar Wilde 'El retrato de Dorian Gray', que dejaba entrever el origen 'perverso y maligno' para la sociedad de su tiempo de la anormalidad de que se beneficiaba el joven aristócrata inglés. Una obra clásica de terror gótico y temática faustiana, inspirada por las particulares condiciones y orientación sexual del escritor, que tuvo que saldar cuentas con una sociedad puritana e hipócrita que lo privó de libertad. La historia de Adaline es mucho más boba, propia de una sociedad posmoderna y con unas consecuencias francamente increíbles. El cine también ha abordado este tema en películas como 'El hombre sin nombre'/ You With You (2007) de francis Ford Coppola o 'El curioso caso de Benjamin Button':The curious case of Benjamin Button, (2008), de David Fincher , con mucha mayor fortuna.

Frosh describe el film Krieger, tras el amargo debut de El Vicious Kind o Esposos, amantes y amigos, una de las más luminosas e ingeniosas comedias románticas de los últimos tiempos, como 'un bollo de crema elegante, confeccionado a partir de un melodrama, basado en una historia absurda, y trampas explosivas que la dotan de la máxima ridiculez, al estar convencida, para mayor abundamiento, de su buen gusto. Mas, lejos de la apariencia de película sentimental hinchada, sugerida por el trailer, el film es agradable, respetable y un poco aburrido, aunque lucha para frenar la estupidez inherente a su material a costa de asumir algunos riesgos. Mas no osa entrar en el terreno de las relaciones sórdidas, las que producen adición con sustancias enervantes como el resentimiento, la utilización de las debilidades del contrario, el aprovechamiento de la superioridad que da encontrar el talón de Aquiles del otro...

Algunos detalles son absurdos, como el hecho de que Adelaida quiera mantener su condición en secreto, una decisión que acaba con la poética del texto, y la obliga a mudar de nombre y residencia cada 10 años y a evitar la intimidad con quienquiera que se acerque a ella, abrumada por el miedo a sufrir demasiado si une su destino al de una persona con la que sabe que va a compartir el dolor del envejecimiento y la muerte; una historia tratada de tal suerte que aleja la realización cinematográfica de otras de similar orientación y de sus hermanas literarias. El enamoramiento de Ellis (Michiel Huisman), un ser encantador, adinerado y más capacitado para entender cuestiones de la edad, se convierte en el eje del film, al que añade la complicación de que su padre, interpretado por Harrison Ford,  se siente atraido por una mujer que no es tan joven como aparenta.

La película es, a ratos divertida y grandilocuente, demasiado cautelosa y educada y el resultado es un poco soso y sin compromiso con su tiempo;  el crítico se pregunta, lo cual es muy significativo, si al film le hace falta un toque almodovariano o una pinceladas de cine negro más atmosférico; el cineasta no aprovecha la peculiar condición de Adaline para mostrar la evolución social, política y cultural del mundo en el que vive y opta por una pálida historia romántica, reduciendo la  experiencia aterradora de la protagonista a una esclarecedora pero previsible elección entre el corazón y la cabeza. El único elemento que ilustra el paso del tiempo es la paleta de colores del director de fotografía David Lanzenberg, El diseño de producción sin pretensiones y los trajes de época producen una sensación polvorienta y embalsamada, aunque, a la vez, el resultado augura que Krieger está llamado a la realización de obras más importantes (The age of Adaline, 2015. The Hollywood Reporter).

Javier Ocaña se sitúa en una posición muy similar a lo dicho hasta ahora: "Con un aire en el tratamiento de la luz a las películas más delicadas de Clint Eastwood, fía toda su riqueza al romanticismo y al enorme glamour de estrella antigua que posee Blake Lively, pero la doble apuesta la empequeñece, porque tampoco es que estemos ante ese volcán de emoción de obras, en cierto modo semejantes, como Jennie (William Dieterle, 1948) y El fantasma y la señora Muir (Joseph L. Mankiewicz, 1947). Que el instante en que más se acerque a una ponderación elevada sobre el paso del tiempo, tanto personal como social o histórica, sea una partida de Trivial dice mucho de su (poca) ambición. Si no se piensa mucho, se ve con cierto agrado. Si se escrutan sus posibilidades, se derrumba. (Joven e imperecedera. Diario 'El País, 31 de julio de 2015).

Pocos se apartan de este análisis, aunque el de Francisco Marinero se entiende menos: " El actual cine rosa de Hollywood, marcado por el gran éxito de la adaptación del best seller El diario de Noa, tiene entre otras peculiaridades la de jugar la baza de la nostalgia de unos protagonistas que rememoran amores, tanto más idealizados cuanto más prematuramente frustrados. A esa moda se suman, en este caso, la influencia o inspiración de El curioso caso de Benjamin Button, filme en el que el curso vital de su protagonista corría en dirección contraria a la natural, naciendo viejo y muriendo niño, así como el siniestro caso de El retrato de Dorian Gray, (¿?) cuyo protagonista pagaba caro el afán de perpetuar su propia juventud. Ambas fantasías tratan del tiempo como el factor del envejecimiento y esta película esquiva la refutación conceptual para llevarlo al terreno del melodrama más fácil, inverosímil incluso en la lógica narrativa, presumiendo que es aceptable como licencia poética. (Belleza intemporal. Diario 'El Mundo', 30 de julio de 2015).

La empanada mental que tienen algunos se observa en ciertos comentarios en los que se mezcla el amor, un amor en concreto, con el miedo a envejecer y morir que ha inspirado a tantos escritores y poetas, como Johann Wolfgang vo Goethe u Oscar Wilde, y otros menores como el español Gil de Biedma,  un tormento que culminó en obras como Fausto o El retrato de Dorian Gray, cuyos protagonistas vendían su alma al diablo a cambio de conservar su eterna juventud; nos estremece el bellísimo lamento del  del último en el poema 'No volveré a ser joven', en el que  el tiempo le ha hecho la más cruda revelación:"" Que la vida iba en serio/  uno lo empieza a comprender más tarde/  -como todos los jóvenes,/ yo vine a llevarme la vida por delante./ (...)  Pero ha pasado el tiempo/ y la verdad desagradable asoma:/ envejecer, morir,/es el único argumento de la obra". Es de todos sabido que cualquier cosa que se halle en este mundo nace, se desarrolla y por fin muere, y, por mucho que nos duela, también ocurre esto con el amor; Krieger no ha sabido aprovechar el filón que tenía delante y se ha centrado en lo circunstancial del drama, en un momento concreto de la eternidad de que disfruta Adaline y ha amputado sus posibilidades de haber convertido a una mujer en la heroína de esta tragedia, que la azota cada día y le hace sentir con más fuerza que al hombre la pérdida de su lozanía. Solucionada esta cuestión  ¿qué queda? Nada. Por otro lado,ni siquiera la eterna juventud ha sido tan ansiada por la mujer; es algo que le ha venido dado de forma accidental.




Comentarios

  1. El diseño de vestuario simplemente me ha encantado. A mi me gustan las películas con tonos románticos, definitivamente en tu lista debe estar El secreto de Adaline, que nos presenta una historia llena un poco de fantasía, sin embargo el guion hace que te olvides de esa parte y lo hagas verosímil. Adaline (Blake Lively) después de sufrir un accidente en su automóvil y sobrevivir, se ve obligada a alejarse de donde vive y de las personas, pues esconde un secreto a través de los años hasta que se ve frente a frente al amor. En cuanto a la producción, está bien ambientada y los colores cálidos visuales van acorde a la calidez del amor que Adaline está buscando.

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