La Venus de las pieles. Comentario.
Ficha técnica:
Título original: La Vénus à la fourrure
País: Francia-Polonia
Año: 2013
Duración: 96 minutos
Dirección: Roman Polanski
Guión: David Ivres y Roman Polanski, basado en 'Venus in fur', una pieza de David Ives.
Dirección de Fotografía: Pawel Edelman. Color
Música: Alexandre Desplat
Montaje: Hervé de Luze y Margot Meynier
Sonido: Lucien Balibar
Efectos visuales: Frédéric Moreau.
Decorados: Jean Rabasse.
Diseño de Vestuario: Dinah Collin.
Maquillaje: Didier Lavergne.
Peluquería: Sarra'na.
Productor: Alain Sarde y Robert Bermussa
Productores asociados: Mariusz Lukomski y Wojtek Palys .
Director de producción: Frédéric Blum.
Diseño de producción: Jean Rabasse
Compañías: R.P. Productions, A.S.Films, Monolith Films con la participación de Polish Film Institute/Agnieska Odorowicz, asociado con Manon 3 et Mars Films y la participación de Canal +: y Cine +. Distribución: Wanda Visión
Intérpretes:
Emmanuelle Seigner: Vanda
Matthieu Amalric: Thomas
Sinopsis:
En un teatro parisino, después de un duro día de audiciones de actores para el papel del nuevo proyecto, Thomas se lamenta de la mediocridad de las candidatas; ninguna tiene la talla necesaria para el papel principal. En ese momento llega Vanda, un torbellino de energía desenfrenada que encarna todo lo que Thomas detesta: es vulgar, atolondrada y no retrocedería ante nada para obtener el papel. Pero cuando Thomas la deja probar suerte, queda perplejo y cautivado por la metamorfosis que experimenta la mujer: comprende perfectamente el personaje y conoce el guión de memoria.
Premios (Filmaffinity):
2013: Premios César: 7 nominaciones, incluyendo Mejor película
2013: Festival de Cannes: Sección oficial largometrajes a concurso
Comentario:
El último film de Polansky, una especie de testamento vital basado en una pieza teatral de David Yves, cuenta tan solo con dos actores, que se van a desenvolver en un pequeño escenario durante más de una hora y media; un travelling nos lleva a través de un bulevard y nos introduce en un viejo teatro, en plena decadencia en la actualidad, al que incluso le ha caído una de las letras que lo anuncian y designan su función, ambientadas con una parte espectacular de la música de Alexandre Desplat, compañero habitual de Polansky en sus últimos films. Ya en el escenario, presidido por un enorme cáctus, un símbolo fálico que domina la escena vamos a asistir a un forcejeo entre los dos sexos contrarios, que ganará la mujer porque, aunque de tanto en tanto, muestra tener una inteligencia superior, se presenta ante el hombre como una persona vulgar, prosaica, pero a la vez provocativa y sugerente, con un collar de perro en el cuello y una indumentaria de castigadora sadomasoquista; su bolso de 'Mary Popins' contiene todo lo que necesita para la morbosa e insana representación, - entre los objetos más variados unas botas muy altas con tacones elevados-, pero en lugar de las pieles que tanto excitan a Thomas, una corriente y vulgar bufanda multicolor de aspecto barato, que, sin embargo, cumple su función.
Si tiene razón Antonio José Navarro (Amor, arte, sufrimiento. Dirigido por...Febrero 2014), y La Venus de las Pieles es un reflexión, en cierta medida autobiográfica, "entre la alusión y la metáfora, la realidad y la ficción" sobre el arte y la vida del director polaco, tenemos bastantes razones para pensar que está bien jodido, e intenta trasladar a los espectadores su desazón al intelectualizar algo tan habitual como el sexo y el amor, inclinando la balanza hacia el lado del dolor, como sensual y la humillación como una forma sublime de excitación, actitud que equivale a sacarse un billete para el mal vivir. Muchos críticos se verán también reflejados en las reflexiones del autor y sus personajes, entre ellos el indisociable Herr Kushemsky, a veces autor, a veces personaje, cuando le hace la réplica a Vanda Von Dunayev, que ridiculiza su discurso y lo convierte en expresión de la realidad más cotidiana, no por ello menos terrible, del sexismo, el racismo, la lucha de clases o el maltrato físico a los niños, ( su tía lo aficionó a las pieles abusando de él, con ayuda de las criadas, encima de un montón de pieles, lo que le generó una obsesión sexual desde niño). El escritor siente esta actitud como si le lanzaran al rostro un cliché antropológico o sociológico que reduce todo a una problemática social y que lo humilla como artista y como poeta, cuando él lo que intenta es ir más allá de la representación del castigo físico, lamentándose del mundo tan empobrecido y lleno de ignorantes en que vivimos.
Lo que el hombre es incapaz de entender desde una perspectiva ególatra y solipsista es que cuanto más vulgar se torna ella, más sumiso e inclinado a la esclavitud se vuelve él. Vanda destruye la imagen de la pareja de Thomas, una joven rica, bella y culta, que tiene un perro al que llama Derridá, y no contenta con ello ridiculiza la postura elitista de Thomas riendo abiertamente cuando le oye decir que más que los problemas que se puedan plantear se extasía con la aliteración que se produce en la proclamación de los principios que profesa. En realidad la mujer de sus pesadillas es una guarrilla que sólo quiere pasárselo bien, convirtiéndolo en su esclavo y haciéndole cuestionarse en qué se convierte una mujer cuando. prescindiendo del hombre, toma el poder, inspirándose en la misoginia del austriaco Leopold von Sacher-Masoch, primo hermano mental y literario del Marqués de Sade. Un enfrentamiento entre dos mentes privilegiadas y muy aceradas, que mantiene en vilo al público hasta el final
En realidad no es una película que intente desarmar el constructo de género, la lucha de sexos y de clases, sino el encuentro, no fortuito ,-aquí reside una de los aspectos que Polansky deja deliberadamente en una zona oscura y que provoca la expectación del que sólo ve-, de una mujer provocativa y vulgar, con flashes continuos de inteligencia más que humana, casi proveniente de la propia Venus, con un pervertido, en el que despierta la sed de dominar o ser dominado. En realidad la película supone un esfuerzo en la exploración de las limitaciones del alma humana, y una reflexión acerca de la lucha por el poder en la pareja, a la que la mujer, que lleva un collar de perro en el cuello, es arrastrada, aunque acaba ganando la batalla al demostrar que es Él quien debe andar con cuidado con lo que desea, porque este deseo puede llamar a su puerta . No se vacila a una diosa, que finalmente "lo castiga poniéndolo en manos de una mujer", axioma que evoca en la mujer un panfleto misógino austriaco, con el que Thomas abre su obra y la llena de un significado específico. Como decía Fay Weldon (The Life and Loves of a She Devil), no es tanto una cuestión de hombres y mujeres (Vanda llega a cambiar las tornas con Thomas, que se convierte en la mujer de la pareja), sino de poder, y lo tiene el que lo tiene. En principio, sin que intervengan otro tipo de cuestiones, el que se implica menos en la relación. Thomas desea, ella explota su deseo utilizando como arma la vulgaridad. Así de sencillo; lo que no pudo conseguir la mujer cuyo perro se llama Derridá, lo consigue una mujer de apariencia ordinaria, que lleva en su bolso todo lo necesario para esclavizar al hombre. Como decíamos al principio, Polanski da muestras de estar muy, pero que muy quemado.
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