The bling ring. Sofia Coppola
Ficha técnica:
Título original: The bling ring
País: Estados Unidos
Año: 2013
Duración: 90 minutos
Dirección: Sofia Coppola
Guión: Sofía Coppola, basado en el artículo de Vanity Fair de Nancy Jo Sales 'Los sospechosos llevaban Louboutins'
Casting: Courtney Bright y Nicole Daniels
Dirección de Fotografía: Harris Savides A.S.C. Christopher Blauvelt
Música: Edición: Sarah Flack Ace : supervisor: Brian Reitzell
Edición: Sarah Flack, a.c.e.
Diseño de sonido: Richard Beggs
Director artístico: Kevin Bird
Decorador del set: Sara Parks
Diseño de Vestuario: Stacey Battat
Jefe del Departamento de maquillaje: Roz Music
Jefe del Departamento de Peluquería Shelly Brien
Productores: Roman Coppola, Sofia Coppola, Youree Henley
Productores ejecutivos: Emilio Diez Barroso, Darlene Caamaño Loquet, Francis Ford Coppola, Paul Rassam, Fred Ross, Mike Zakin
Co-Productor : Darren Demetre
Diseño de producción: Anne Ross
Compañías. Producción: Nala Films Production, asociada con Pathé Distribution, Tohokushinsha Film Corporation, Tobs Fil GMBH, Studiocanal Limited, y Filmation Entertainment presentan una producción de American Zoetrope/Mala Films; distribuidora: Vertigo Films
Dedicado a Harria Aavides
Intérpretes:
Israel Broussard: Marc
Katie Chang: Rebecca
Taissa Farmiga: Sam
Claire Julien: Chloe
Emma Watson: Nicki
Georgia Rock: Emily
Sinopsis:
En el mundo de Los Ángeles, la fama y el glamour son el objetivo principal. Sobre todo para una pandilla de adolescentes que protagonizaron una excitante y sorprendente oleada de crímenes en las colinas de Hollywood. Basada en hechos reales, este grupo de cinco amigos vigilaba a los famosos a través de internet y entraba a robar en sus casas. Así, consiguieron más de 3 millones de dólares en objetos de lujo de víctimas como Paris Hilton, Orlando Bloom y Megan Fox. Esta banda fue conocida en los medios como el Bling Ring... y ahora tú podrás vivir también su increíble historia.
Lo que se dice.
Sofía dirige su cámara escudriñadora hacia una banda de jóvenes burgueses atracadores, que se introducen con facilidad en las casas de los famosos cuando estos acuden a sus fiestas anunciadas en todo tipo de medios. Pero la reiteración sin sentido de situaciones, acaba agotando, según algunos críticos, a un público desconcertado que no sabe si denuncia o celebra estas acciones. Sofía, como se puede advertir en los títulos de crédito goza del apoyo de parte de su familia, incluido su padre Francis Ford Coppola.
Como dice Mark Adams (Screendaily) describe a las jóvenes y las caracteriza por lo que hacen, sin ningún sentido real del drama; pero, aunque parezca lo contrario, Sofía no se aparta tanto de su estilo ni abandona del todo la tragedia.
En 'Las Vírgenes Suicidas' las jóvenes son las víctimas de un tipo de educación extremadamente rígida a cargo de una madre fundamentalista y un padre pusilánime; en 'The Bling Ring' son los padres que han escogido una educación elitista para sus hijos, que creen que les reportará en el futuro ventajas sobre el resto de la población, pero que los convierte, al menos sentimentalmente en la clase alta que parodian, con una gran diferencia: la ropa y los complementos que llevan estos adolescentes, comprados en grandes almacenes, son un pobre remedo de las de los potentados, residentes en Beverly Hills, gente confiada, podrida de dinero, que deja las llaves de su casa debajo del felpudo, sin graves preocupaciones por su seguridad. Incluso algunos dejan sus coches abiertos con importantes alijos de droga para su consumo personal. Al describir a estos jóvenes se dice que son 'normales'. ¿Qué quiere decir que son normales? ¿Que no son pobres, ni punkis, ni raperos, ni miembros de otras tribus urbanas?
La gran cantidad de objetos que acumulan los 'dioses' del olimpo cinematográfico y musical, hace que incluso ni se den cuenta de que les faltan unos cuantos objetos (bolsos, zapatos, ropa, roles e incluso dinero), circunstancia que aprovechan estos jóvenes para convertirse en dobles de sus admirados ídolos. Cuando finnalmente son atrapados por hacer exhibición de sus razzias, entrar en las casas sin prevención, robar alegremente los coches y gastar en exceso, estos jóvenes burgueses presumen de que las gente les adoraba porque tenían muchas cosas bonitas; no tenían ninguna conciencia de estar cometiendo un delito, tan sólo querían ser como sus ídolos, hasta tal punto que colgaban fotos en internet (Instagram o Facebook) con bolsos y otros objetos caros, que llaman la atención de la policía que investiga los delitos en la red. "Querían ser parte de su estilo de vida. Es el estilo de vida que todo el mundo quiere". Dice un comentarista de la tele-basura. Pues siendo normales robaron por valor de más de tres millones de dólares en bienes. Esta obsesión por los famosos, la droga y la avaricia, el triunfo en las redes sociales... los convirtieron en delincuentes; los medios convencionales los quisieron mostrar como niñatos ricos, pero no lo eran, al menos todos ellos. La mayoría creció en Calabazas, una población acaudalada, y allí no eran de los más ricos; pero sus problemas no eran crematísticos, sino de depresión, ansiedad y de disciplina escolar. Iban a los mismos sitios que los famosos a los que luego robaban.
Terribles imágenes de las detenciones de los adolescentes les despiertan bruscamente de su sueño frívolo y superficial, fomentado por una educación que les hace sentirse especiales y programas de televisión que les hace vivir la quimera de que algún día, (¿Y por qué no ahora, si es tan fácil?) accederán al consumo de objetos preciosos y caros. Una vez liberados, comienza el espectáculo de las televisiones amarillas que convierten en líderes mediáticos a todos estos jóvenes descerebrados, símbolo de una visión de la vida, basada en un crecimiento sostenible e ininterrumpido que estalló con la caída de Lehman Brothers y que culmina, declarada la gran depresión, (hay quien no escarmienta), con la visita de una periodista de Vanity Fair, encargada de convertirlas en un producto mediático, de favorecer su tránsito de ladronas a defensoras de la paz y el medioambiente, gente amable para sus exquisitos lectores; auténticas estrellas de facebook en un país que siente auténtica fascinación por Bonnie and Clyde. No son anti-sistema, sino que pretenden progresar dentro del sistema y llegar a la cumbre de la forma más rápida, dándole la vuelta al argumento de César: La mujer de César no debe ser rica, sino parecerlo
Y no estamos de acuerdo con Luís Martínez cuando afirma que : " Sin enfangarse en moralismos, Coppola se mantiene a justa distancia de un relato que quiere ser comedia; una comedia bufa de gente tan impertinentemente idiota que, sorpresa, acaba por parecerse demasiado a cualquiera de nosotros. ¿Quién no ha hecho un comentario ocurrente delante de cualquier revista debidamente 'tróspida' (con perdón)? (Horror y estupides. Luís Martínez). Muchos no hemos estado nunca de acuerdo con esta forma de ver la vida posmoderna y relativista.
La justicia opera de forma tan eficiente que condenó a cuatro años de cárcel y 800.000 dólares de multa a los menos responsables y a un año de prisión y 300.000 dólares a la líder. Magnífica interpretación de Emma Watson, que hace el papel de Nicki, la cabecilla, que engaña y vende a sus compañeros y , liberada de la cárcel, escribe un punto com de éxito; el pobre e inadaptado Marc (Israel Broussard), que la admira profundamente, pagará con creces su empatía.
Crítica:
Como dice Mark Adams (Screendaily) describe a las jóvenes y las caracteriza por lo que hacen, sin ningún sentido real del drama; pero, aunque parezca lo contrario, Sofía no se aparta tanto de su estilo ni abandona del todo la tragedia.
En 'Las Vírgenes Suicidas' las jóvenes son las víctimas de un tipo de educación extremadamente rígida a cargo de una madre fundamentalista y un padre pusilánime; en 'The Bling Ring' son los padres que han escogido una educación elitista para sus hijos, que creen que les reportará en el futuro ventajas sobre el resto de la población, pero que los convierte, al menos sentimentalmente en la clase alta que parodian, con una gran diferencia: la ropa y los complementos que llevan estos adolescentes, comprados en grandes almacenes, son un pobre remedo de las de los potentados, residentes en Beverly Hills, gente confiada, podrida de dinero, que deja las llaves de su casa debajo del felpudo, sin graves preocupaciones por su seguridad. Incluso algunos dejan sus coches abiertos con importantes alijos de droga para su consumo personal. Al describir a estos jóvenes se dice que son 'normales'. ¿Qué quiere decir que son normales? ¿Que no son pobres, ni punkis, ni raperos, ni miembros de otras tribus urbanas?
La gran cantidad de objetos que acumulan los 'dioses' del olimpo cinematográfico y musical, hace que incluso ni se den cuenta de que les faltan unos cuantos objetos (bolsos, zapatos, ropa, roles e incluso dinero), circunstancia que aprovechan estos jóvenes para convertirse en dobles de sus admirados ídolos. Cuando finnalmente son atrapados por hacer exhibición de sus razzias, entrar en las casas sin prevención, robar alegremente los coches y gastar en exceso, estos jóvenes burgueses presumen de que las gente les adoraba porque tenían muchas cosas bonitas; no tenían ninguna conciencia de estar cometiendo un delito, tan sólo querían ser como sus ídolos, hasta tal punto que colgaban fotos en internet (Instagram o Facebook) con bolsos y otros objetos caros, que llaman la atención de la policía que investiga los delitos en la red. "Querían ser parte de su estilo de vida. Es el estilo de vida que todo el mundo quiere". Dice un comentarista de la tele-basura. Pues siendo normales robaron por valor de más de tres millones de dólares en bienes. Esta obsesión por los famosos, la droga y la avaricia, el triunfo en las redes sociales... los convirtieron en delincuentes; los medios convencionales los quisieron mostrar como niñatos ricos, pero no lo eran, al menos todos ellos. La mayoría creció en Calabazas, una población acaudalada, y allí no eran de los más ricos; pero sus problemas no eran crematísticos, sino de depresión, ansiedad y de disciplina escolar. Iban a los mismos sitios que los famosos a los que luego robaban.
Terribles imágenes de las detenciones de los adolescentes les despiertan bruscamente de su sueño frívolo y superficial, fomentado por una educación que les hace sentirse especiales y programas de televisión que les hace vivir la quimera de que algún día, (¿Y por qué no ahora, si es tan fácil?) accederán al consumo de objetos preciosos y caros. Una vez liberados, comienza el espectáculo de las televisiones amarillas que convierten en líderes mediáticos a todos estos jóvenes descerebrados, símbolo de una visión de la vida, basada en un crecimiento sostenible e ininterrumpido que estalló con la caída de Lehman Brothers y que culmina, declarada la gran depresión, (hay quien no escarmienta), con la visita de una periodista de Vanity Fair, encargada de convertirlas en un producto mediático, de favorecer su tránsito de ladronas a defensoras de la paz y el medioambiente, gente amable para sus exquisitos lectores; auténticas estrellas de facebook en un país que siente auténtica fascinación por Bonnie and Clyde. No son anti-sistema, sino que pretenden progresar dentro del sistema y llegar a la cumbre de la forma más rápida, dándole la vuelta al argumento de César: La mujer de César no debe ser rica, sino parecerlo
Y no estamos de acuerdo con Luís Martínez cuando afirma que : " Sin enfangarse en moralismos, Coppola se mantiene a justa distancia de un relato que quiere ser comedia; una comedia bufa de gente tan impertinentemente idiota que, sorpresa, acaba por parecerse demasiado a cualquiera de nosotros. ¿Quién no ha hecho un comentario ocurrente delante de cualquier revista debidamente 'tróspida' (con perdón)? (Horror y estupides. Luís Martínez). Muchos no hemos estado nunca de acuerdo con esta forma de ver la vida posmoderna y relativista.
La justicia opera de forma tan eficiente que condenó a cuatro años de cárcel y 800.000 dólares de multa a los menos responsables y a un año de prisión y 300.000 dólares a la líder. Magnífica interpretación de Emma Watson, que hace el papel de Nicki, la cabecilla, que engaña y vende a sus compañeros y , liberada de la cárcel, escribe un punto com de éxito; el pobre e inadaptado Marc (Israel Broussard), que la admira profundamente, pagará con creces su empatía.
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