Woyseck. Werner Herzog.
Ficha técnica:
Título original: Woyzeck
País: República Federal Alemana
Año: 2005
Duración: 82 minutos.
Cine de autor.
Dirección: Werner Herzog
Guión: Werner Herzog, basado en la obra teatral de Georg Büchner
Dirección de Fotografía: Jörg Schmidt-Reitwein
Música: Fiedelquartett Telc
Montaje: Beate Mainka-Jellinghaus
Sonido: Harald Maury, Jean Fontaine
Decorados: Nenning Von Gierke
Iluminación: Martin Gerlb
Cámara: Michael Gast
Diseño de Vestuario: Gisela Storch
Productor: Werner Herzog
Productor ejecutivo: Walter Saxe
Director de producción: Walter Saxer
Compañías. Productoras: Filmverlag der autoren, Distribución: Manga Films
Intérpretes:
Klaus Kinski: Friedrich Johann/Frank Woyzeck
Eva Mattes: Marie
Wolfgang Reichmann: Capitán
Willy Semmelrogge: Doctor
Josef Nierbichler: Mayor
Paul Burian: Andres
Volker Pretchel: Handweksbursche
Dieter Agustin: Marktshreier
Irm Hermann: Margret
Wolfgang Bächler: Judío
Herbert Fux: Oficial
Sinopsis:
Obra póstuma del dramaturgo alemán Georg Büchner, Woyzeck fue objeto de una polémica adaptación operística firmada por Alban Berg y de una versión cinematográfica realizada por Georg C.Klaren. La tragedia de Franz Woyzeck entronca a la perfección con la galería de personajes desarraigados y alienados que componen la filmografía de Werner Herzog. El director confió en su amigo Klaus Kinski, volvió a escoger a Eva Mattes después de haber trabajado juntos en Stroszek y se rodeó de su habitual equipo de producción para traducir en imágenes en movimientos esta historia sobre un infeliz soldado continuamente humillado por sus superiores que, presa de los celos y de su continua sensación de fracaso, desembocará en una locura de tragedia y sangre.
Obra póstuma del dramaturgo alemán Georg Büchner, Woyzeck fue objeto de una polémica adaptación operística firmada por Alban Berg y de una versión cinematográfica realizada por Georg C.Klaren. La tragedia de Franz Woyzeck entronca a la perfección con la galería de personajes desarraigados y alienados que componen la filmografía de Werner Herzog. El director confió en su amigo Klaus Kinski, volvió a escoger a Eva Mattes después de haber trabajado juntos en Stroszek y se rodeó de su habitual equipo de producción para traducir en imágenes en movimientos esta historia sobre un infeliz soldado continuamente humillado por sus superiores que, presa de los celos y de su continua sensación de fracaso, desembocará en una locura de tragedia y sangre.
Comentario:
Werner Herzog realiza un film, Woyzeck, en 1979, que nos interesa tanto por el análisis que hace de una mujer y un hombre desempoderados por su estatus social, como por la representación de un caso de violencia de género con resultado de muerte de la víctima. No hace mucho que estos asesinatos aparecían en las crónicas de sucesos como motivados por la pasión amorosa, propia del amor romántico, sin más connotaciones. La propia película termina con una leyenda: "Un buen asesinato, un auténtico asesinato. Un hermoso crimen, tan hermoso que hasta se puede exigir. Hace tiempo que no teníamos uno así."
Franz (Klaus Kinski), víctima de la violencia estructural (Haltung), en forma de conflictos imbricados en las estructuras sociales, cuyo resultado es la explotación, la discriminación o la marginación de las personas, es humillado constantemente por sus superiores, como el propio capitán que le acusa de estar siempre soliviantado, carecer de moral (tiene un hijo con una ramera con la que no se ha casado) o estar privado de virtus o valor, en este caso militar; él responde como el Hamlet de Shakespeare, con argumentos filosóficos en defensa de su clase: los pobres no tienen esperanza de un mundo mejor en la otra vida; la gente baja no tiene virtud, sino que sigue su instinto natural ( lo que resulta muy atractivo tanto para el personaje del oficial empoderado que pretende a su pareja, como para personajes de Jean-Marie Straub, como Machorka-Muff)... Pero los combina con otros que muestran cierta locura, como sus delirios de estar en un lugar maldito, en el que algo se mueve detrás o debajo de él; bajo sus pies todo vacío, sobre la ciudad todo arde, mientras sólo se oye el silencio. Estas reflexiones en voz alta asustan a su compañero. El médico del regimiento experimenta con él, como lo haría con cualquier otro animal, con dietas salvajes que le permiten observar cómo suben o bajan los parámetros de sus análisis clínicos y le diagnostica una aberratio mentalis partialis de segunda clase, cuyos síntomas son la presencia de ideas fijas, con un estado general normal.
La faceta documentalista de Herzog se hace presente en el primer plano, con un largo travelling que muestra el marco geográfico en el que se van a desarrollar los acontecimientos, y casi sin transición pasa de esta panorámica circular a presentar al personaje Franz Woyzeck sometido a duros e indignos castigos, por parte de los oficiales, de los que sólo se ven la parte inferior de las piernas, enfundadas en altas botas, depositarias del poder. Una cámara fija nos sitúa en la plaza del mercado, donde se celebra una feria; en una de las actracciones coinciden Franz (Klaus Kinski y la prosituta María (Eva Mattes ), su pareja, con un oficial que está al frente de la banda de música del ejército y un compañero; entre ellos la tratan como una reproductora de coraceros y tambores mayores, según la teoría de Benston y Dalla Costa, referenciadas por Gayle Rubin, que afirman que existe una relación entre la mujer y la reproducción de mano de obra, en el ambito doméstico. La relación que se establece entre Maria y el oficial desencadenará la tragedia. El hombre le regala unos pendientes que provocan los celos de Woyzeck. María, mirándose al espejo, formula un pensamiento relacionado con la teoría de Lacan de la imagen especular que crea un ego ideal, en el que la persona aparece enmarcada en un contexto: "Sólo tengo un rinconcito en el mundo, un trocito de espejo y sin embargo mis labios son tan rojos como los de las señoras, con sus grandes espejos de arriba a abajo y sus finos caballeros que les besan los labios; yo sólo soy una pobre mujer". Pobre mujer que, debido a lo reducido de su imagen especular aparece rodeada de la nada, con su ego empobrecido.
Sin aceptar la pérdida de algo que considera suyo, ofuscado por la situación de desempoderamiento que le genera la marginación y la pobreza propia de los de su clase que le crean un instinto natural violento y de revancha contra los que le discriminan, acaba haciendo depositaria de sus iras a una mujer tan desempoderada, marginada y despreciada como él, que vive modestamente del comercio carnal. Secuencia final, filmada con cámara lenta, del acto máximo de violencia de género: el asesinato de la mujer considerada infiel sentimentalmente, ya que su cuerpo lo vende cada día al primer cliente. Ambos tienen un hijo que quedará sin padre y sin madre como ella profetiza en una canción que canta a los niños del barrio. Tragedia que se produce con demasiada frecuencia en la vida, ante la mirada indiferente de todos. Klaus Kinski es el protagonisra ideal para este film, pues nadie como él sabe expresar en la pantalla la locura y la alienación de los sentidos que convierten al hombre en un animal mucho más feroz que las bestias que se exhiben en las ferias A pesar de su ofuscación mental, tiene el suficiente discernimiento, como todos los criminales, para buscar el arma homicida y hacerla desaparecer, y de este modo destruir las pruebas de su acción, aunque la sangre de la bocamanga le delata.
Franz (Klaus Kinski), víctima de la violencia estructural (Haltung), en forma de conflictos imbricados en las estructuras sociales, cuyo resultado es la explotación, la discriminación o la marginación de las personas, es humillado constantemente por sus superiores, como el propio capitán que le acusa de estar siempre soliviantado, carecer de moral (tiene un hijo con una ramera con la que no se ha casado) o estar privado de virtus o valor, en este caso militar; él responde como el Hamlet de Shakespeare, con argumentos filosóficos en defensa de su clase: los pobres no tienen esperanza de un mundo mejor en la otra vida; la gente baja no tiene virtud, sino que sigue su instinto natural ( lo que resulta muy atractivo tanto para el personaje del oficial empoderado que pretende a su pareja, como para personajes de Jean-Marie Straub, como Machorka-Muff)... Pero los combina con otros que muestran cierta locura, como sus delirios de estar en un lugar maldito, en el que algo se mueve detrás o debajo de él; bajo sus pies todo vacío, sobre la ciudad todo arde, mientras sólo se oye el silencio. Estas reflexiones en voz alta asustan a su compañero. El médico del regimiento experimenta con él, como lo haría con cualquier otro animal, con dietas salvajes que le permiten observar cómo suben o bajan los parámetros de sus análisis clínicos y le diagnostica una aberratio mentalis partialis de segunda clase, cuyos síntomas son la presencia de ideas fijas, con un estado general normal.
La faceta documentalista de Herzog se hace presente en el primer plano, con un largo travelling que muestra el marco geográfico en el que se van a desarrollar los acontecimientos, y casi sin transición pasa de esta panorámica circular a presentar al personaje Franz Woyzeck sometido a duros e indignos castigos, por parte de los oficiales, de los que sólo se ven la parte inferior de las piernas, enfundadas en altas botas, depositarias del poder. Una cámara fija nos sitúa en la plaza del mercado, donde se celebra una feria; en una de las actracciones coinciden Franz (Klaus Kinski y la prosituta María (Eva Mattes ), su pareja, con un oficial que está al frente de la banda de música del ejército y un compañero; entre ellos la tratan como una reproductora de coraceros y tambores mayores, según la teoría de Benston y Dalla Costa, referenciadas por Gayle Rubin, que afirman que existe una relación entre la mujer y la reproducción de mano de obra, en el ambito doméstico. La relación que se establece entre Maria y el oficial desencadenará la tragedia. El hombre le regala unos pendientes que provocan los celos de Woyzeck. María, mirándose al espejo, formula un pensamiento relacionado con la teoría de Lacan de la imagen especular que crea un ego ideal, en el que la persona aparece enmarcada en un contexto: "Sólo tengo un rinconcito en el mundo, un trocito de espejo y sin embargo mis labios son tan rojos como los de las señoras, con sus grandes espejos de arriba a abajo y sus finos caballeros que les besan los labios; yo sólo soy una pobre mujer". Pobre mujer que, debido a lo reducido de su imagen especular aparece rodeada de la nada, con su ego empobrecido.
Sin aceptar la pérdida de algo que considera suyo, ofuscado por la situación de desempoderamiento que le genera la marginación y la pobreza propia de los de su clase que le crean un instinto natural violento y de revancha contra los que le discriminan, acaba haciendo depositaria de sus iras a una mujer tan desempoderada, marginada y despreciada como él, que vive modestamente del comercio carnal. Secuencia final, filmada con cámara lenta, del acto máximo de violencia de género: el asesinato de la mujer considerada infiel sentimentalmente, ya que su cuerpo lo vende cada día al primer cliente. Ambos tienen un hijo que quedará sin padre y sin madre como ella profetiza en una canción que canta a los niños del barrio. Tragedia que se produce con demasiada frecuencia en la vida, ante la mirada indiferente de todos. Klaus Kinski es el protagonisra ideal para este film, pues nadie como él sabe expresar en la pantalla la locura y la alienación de los sentidos que convierten al hombre en un animal mucho más feroz que las bestias que se exhiben en las ferias A pesar de su ofuscación mental, tiene el suficiente discernimiento, como todos los criminales, para buscar el arma homicida y hacerla desaparecer, y de este modo destruir las pruebas de su acción, aunque la sangre de la bocamanga le delata.
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