El topo. Tomas Alfredson
Ficha técnica:
Título original: Tinker tailor soldier spy (Calderero, sastre, soldado, espía)
País: Gran Bretaña-Francia-Alemania
Año: 2011
Duración: 127 minutos
Dirección: Tomas Alfredson
Guión: Bridget O'Connor y Peter Straughan, basado en la novela de John Le Carré
Casting: Jina Jay
Dirección de Fotografía: Hoyte Van Hoytema, F.S.F., N.S.C.
Música: Alberto Iglesias; supervisor: Nick Angel
Montaje: Dino Jonsâter, S.F.K.
oordinador de especialistas: Andy Bennett
Director artistico: Pilar Foy
Decorador del set: Tatiana MacDonald
Diseño de Vestuario: Jacqueline Durran
Diseño de maquillaje y peluquería: Felicity Bowring
Producción: Maria Djunkovic Productores: Tim Bevam, Eric Fellner, Roby Slovo
Co-Productor: Alexandra Ferguson
Productores ejecutivos: Debra Hayward, Liza Chasin, Olivier Courson, Ron Halpern; John Le Carré, Peter Morgan, Douglas Urbanski
Diseño de Producción: Maria Djurkovic
Compañías. Productoras: Working Title Films, Karla Films, Studio Canal, Paradis Films, Kinowelt Filmproduktion
Intérpretes:
Gary Olmand: George Smeley,
Benedict Cumberbatch: Peter Guillam
Colin Firth: Bill Haydon,
Ciarán Hinds: Roy Bland
Tom Hardy: Ricky Tarr
John Hurt: Control
Toby Jones: Percy Alleline
Stephen Graham: Jery Westerby
Mark Strong Jim Prideaux
Benedict Cumberbach: Peter Guillam
David Dencik: Toby Esterhase
Kathy Burke: Connie Sachs
Philip Martin Brown: Tufty Thesinger.
Mark Strong: Jim Prideaux
Svetlana Khodchenkova: Irina
Sinopsis:
En plena guerra fría, el agente veterano George Smiley (Gary Oldman) es obligado a abandonar el semi-retiro para descubrir a un espía infiltrado en el Servicio Secreto de Inteligencia Británico, también conocido como M16. Smiley descubre que Control ha reducido la lista de sospechosos de ser el topo a cinco hombres: el ambicioso Percy Alleline (Toby Jones), al que ha apodado " el calderero"; el elegante y suficiente Bill Haydon (Colin Firth), "el sastre"; el eficaz Roy Bland (Ciaran Hinds), "el soldado"; el solícito Toby Esterhase (David Dencik), "el pobre", y el propio Smiley.
Pero antes de que la sorprendente verdad salga a la luz, el coste físico y emocional que este mortífero juego internacional de espías se cobrara en sus participantes irá en aumento...
2011: Oscar: 3 nominaciones: Mejor actor (Oldman), guión adaptado y banda sonora
2011: Premios BAFTA: Mejor película británica y guión adaptado. 11 nominaciones
2011: Festival de Venecia: Sección oficial largometrajes a concurso
2011: Satellite Awards: 3 nominaciones, incluyendo mejor película y director
2011: Asociación de Críticos de Los Angeles: Nominada a mejor diseño de producción
2012: Premios del Cine Europeo: Mejor música y diseño de producción. 5 nominacion
En plena ebullición de los escándalos económicos de corrupción, de la caída de grandes empresas y del nuevo espionaje en la red, de las denuncias de Julian Assange y los papeles de WikiLeaks, 'El Cuervo' y los Vatileaks, cuya consecuencia más trascendente es la coexistencia de dos Papas en el tiempo, Edward Snowden o el espionaje a los políticos, que están demostrando que la revolución tecnológica ha dado un golpe definitivo a los servicios secretos convencionales, Tomas Alfredson vuelve su mirada hacia la época de la Guerra Fría, con un film duro, gélido, oscuro, sin héroes para el que reclutó a Benedict Cumberbatch que ha acabado realizando el biopic del activista australiano más famoso. En un tono plano, realista, desprovisto de todo el brillo y de la celebración que caracteriza el cine americano de acción, se sitúa más cerca de 'La conversación' de Francis Ford Coppola , cuyo protagonista Harry Gaul (Gene Hackman) es un hombre corriente, que vive de forma modesta de su actividad de detective, que comparte con su amor por el saxo y una mujer sencilla a la que cuida y mima con pequeños y modestos obsequios.
Tomas Alfredson reúne un grupo de camaradas, de viejos compañeros que han entregado sus vidas al sórdido mundo del espionaje y han llegado casi a la edad de la jubilación, en la que descubren que uno de ellos es un topo, cuya actividad ha tenido efectos colaterales, graves en uno de ellos. Constantes flashbacks nos retrotraen a un pasado en el que el grupo disfrutaba de su camaradería, reían y compartían momentos felices juntos, a pesar de la escasa lealtad, no sólo profesional, sino personal que se percibía en el ambiente de fiesta contenida. Poco a poco el ciudadano va penetrando en un clima frío, denso, retorcido, oscuro en el fondo y en la forma, pero con una trama muy bien construida en la que el espectador se va introduciendo sin percatarse, hasta sentirse absolutamente atrapado por el interés de descubrir al mismo tiempo que sus actores quien y por qué les ha tendido una trampa
No se plantea la cuestión desde una perspectiva moral, sino que cada uno de los personajes siente su causa, su sentido del deber, su capacidad de riesgo y sus relaciones íntimas y de trabajo, incluida su simpatía por un sistema económico, político y social, de forma diferente. Instalada la desconfianza de todos frente a todos, los agentes son separados de sus puestos, o asimilados al poder en función de la confianza que generan a quienes dirigen los servicios secretos, logrando recrear un ambiente opaco en el Circus, dominado por Percy Alleline y sus adjuntos Bill Haydon, Roy Bland y Toby Esterhase. Pero ni el planteamiento ni el desenlace están dotados de la espectacularidad de las sagas de espías, como la de James Bond, sino más bien inspirados en un afán deconstructor del thriller de espionaje.
Premios (Filmaffinity):
2011: Oscar: 3 nominaciones: Mejor actor (Oldman), guión adaptado y banda sonora
2011: Premios BAFTA: Mejor película británica y guión adaptado. 11 nominaciones
2011: Festival de Venecia: Sección oficial largometrajes a concurso
2011: Satellite Awards: 3 nominaciones, incluyendo mejor película y director
2011: Asociación de Críticos de Los Angeles: Nominada a mejor diseño de producción
2012: Premios del Cine Europeo: Mejor música y diseño de producción. 5 nominacion
Crítica:
En plena ebullición de los escándalos económicos de corrupción, de la caída de grandes empresas y del nuevo espionaje en la red, de las denuncias de Julian Assange y los papeles de WikiLeaks, 'El Cuervo' y los Vatileaks, cuya consecuencia más trascendente es la coexistencia de dos Papas en el tiempo, Edward Snowden o el espionaje a los políticos, que están demostrando que la revolución tecnológica ha dado un golpe definitivo a los servicios secretos convencionales, Tomas Alfredson vuelve su mirada hacia la época de la Guerra Fría, con un film duro, gélido, oscuro, sin héroes para el que reclutó a Benedict Cumberbatch que ha acabado realizando el biopic del activista australiano más famoso. En un tono plano, realista, desprovisto de todo el brillo y de la celebración que caracteriza el cine americano de acción, se sitúa más cerca de 'La conversación' de Francis Ford Coppola , cuyo protagonista Harry Gaul (Gene Hackman) es un hombre corriente, que vive de forma modesta de su actividad de detective, que comparte con su amor por el saxo y una mujer sencilla a la que cuida y mima con pequeños y modestos obsequios.
Tomas Alfredson reúne un grupo de camaradas, de viejos compañeros que han entregado sus vidas al sórdido mundo del espionaje y han llegado casi a la edad de la jubilación, en la que descubren que uno de ellos es un topo, cuya actividad ha tenido efectos colaterales, graves en uno de ellos. Constantes flashbacks nos retrotraen a un pasado en el que el grupo disfrutaba de su camaradería, reían y compartían momentos felices juntos, a pesar de la escasa lealtad, no sólo profesional, sino personal que se percibía en el ambiente de fiesta contenida. Poco a poco el ciudadano va penetrando en un clima frío, denso, retorcido, oscuro en el fondo y en la forma, pero con una trama muy bien construida en la que el espectador se va introduciendo sin percatarse, hasta sentirse absolutamente atrapado por el interés de descubrir al mismo tiempo que sus actores quien y por qué les ha tendido una trampa
No se plantea la cuestión desde una perspectiva moral, sino que cada uno de los personajes siente su causa, su sentido del deber, su capacidad de riesgo y sus relaciones íntimas y de trabajo, incluida su simpatía por un sistema económico, político y social, de forma diferente. Instalada la desconfianza de todos frente a todos, los agentes son separados de sus puestos, o asimilados al poder en función de la confianza que generan a quienes dirigen los servicios secretos, logrando recrear un ambiente opaco en el Circus, dominado por Percy Alleline y sus adjuntos Bill Haydon, Roy Bland y Toby Esterhase. Pero ni el planteamiento ni el desenlace están dotados de la espectacularidad de las sagas de espías, como la de James Bond, sino más bien inspirados en un afán deconstructor del thriller de espionaje.
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