Jobs. Joshua Michael Stern. Ficha técnica ampliada






Ficha técnica:

Título original: Jobs
País: Estados Unidos
Año: 2013
Duración: 128 minutos

Dirección:  Joshua Michael Stern
Guión: Matt Witheley
Casting: Mary Vernieu, C.S.A. y Venus Canani, C.S.A.
Dirección de Fotografía: Russell Carpenter, c.s.a.
Música: John Debney
Edición: Robert Komatsu
Director artístico: Bruce Robert Hill
Decorador del set: Linda Sutton-Doll

Diseño de Vestuario: Lisa Jensen
Jefe de Departamento de maquillaje: Dennis Liddiard; responsable : Kimberly Felix-Burke
Jefe de Departamento de peluqueria: Nina Paskowitz; responsable: Michael Noore.

Productores: Joshua Michael Stern y Mark Hulme
Co-Productor: Gil Cate, Jr.
Productores ejecutivos: Florian Dargel, John Harrison, Jacob Pechernick, Gerd Schepers; Ronald Bulard, Marcos Rodriguez y David Traub
Diseño de producción: Fredrik Waff
Estudio: TriPictures
Compañías: If Entertainment presenta una producción Five Star Feature Films, asociada con Venture Forth y Silver Reec; Apple TownHall, Staf f Meeting 2001.  Open Road

Intérpretes:

Ashton Kutcher : Steve Jobs,
Ahna O'Reilly: Chris-Ann Brennan,
Josh Gad: Steve Wozniak,
Dermot Mulroney: Mike Markkula,
Lukas Haas: Daniel Kottke,
Matthew Modine: John Sculley,
J.K. Simmons: Arthur Rock ,
Ron Eldard: Rod Holt,
Lesley Ann Warren : Clara Jobs.

Género: economía

Sinopsis:

Solo hace falta una persona para empezar una revolución. Extraordinaria historia de Steve Jobs, el innovador y emprendedor que no dejó que nada se interpusiera en su camino hacia el éxito. La película cuenta su turbulenta historia mientras abría un camino que cambió el mundo para siempre.

Comentario:

Los líderes de la revolución tecnológica que se está llevando a cabo entre finales del siglo XX e inicios del XXI, los billonarios de Davos, Steve Jobs, Steve Wozniak, creadores de Macintosh y Apple II y Bill Gates y Paul Allen de Microsoft  no han tenido la suerte de que ningún realizador actual les haya dedicado un film a la altura de lo que ellos creyeron representar. Noah  Whyle , interpretando  a Jobs, se dirige al público y lo apela con estas palabras, en la película de Martyn Burke, Piratas de Sillicon Walley : "No quiero que penséis que es sólo una película, un impulso que convierte electrones en figuras y sonidos. Estamos aquí para hacer una hendidura en el universo. Estamos creando una conciencia nueva, como un artista o un poeta, así es como tenéis que verlo. Estamos reescribiendo la historia del pensamiento humano con nuestro trabajo". El empresario John Sculley, interpretado por Matthew Modine, Presidente de la Compañía PepsiCo también dejó de vender agua con azúcar para cambiar el mundo dirigiendo Apple, pero hoy nadie se acuerda de este revolucionario, a pesar de haber escrito un libro para contarnos sus experiencias, desde su  irrelevante puesto de redactor de una revista de negocios, Business Wekk; es mucho más fácil y cómodo especular con humo que soportar los caprichos de estos niñatos de Harvard o Stanfor , a alguno de los cuales, en concreto Jobs, le gustaba andar descalzo, llevar los pies sucios y oler mal.

Joshua Michael Stern hace ante todo una hagiografía  desmesurada de San Steve Jobs, que llega a resultar molesta, en la que se lanzan mensajes que contradicen los discursos oficiales y que pueden confundir a quien es incapaz de entender que un iluminado no se hace billonario, y de que pobre de aquel que crea que 'la educación superior va en detrimento de la experiencia y que sacar una licenciatura conduce necesariamente al  individuo al oficio de  electricista. Ni Jack Zuckerberg, ni Steve Jobs eran unos fumadores de hierba que buscaban el nirvana en la India, ni conocían el sentimiento de la solidaridad y la fraternidad, sino tiburones de las finanzas; el primero fue llevado antes los tribunales por quienes hicieron posible la aventura de Facebook, y el segundo fue abandonado por quienes pusieron las primeras piedras del imperio de Apple por el ninguneo a que los sometió, sin que le temblara el pulso a la hora de despedir a quien no se plegaba a su concepción del negocio, que no siempre era acertada, como demostró cuando se quedó solo y puso en marcha la empresa de ordenadores NeXT Computer, tras su renuncia forzada en la empresa de la manzanita. Pero ambos tenían algo en común: idearon productos para minorías selectas que luego se expandieron entre las masas, ávidas de signos que marcaran estatus  social, lo que consiguió de forma definitiva Steve Jobs.

Todo el mundo sabe que la red social está concebida como un club de amigos, cosa que algunos corrigen aceptando como tales a miles de personas que no conocen,  acabando ellos mismos desprotegiendo sus datos personales, íntimos y familiares; el personaje del que hablamos lanzó al mercado no sólo un producto útil, sino artefactos de diseño y como consecuencia muy caros,-ordenadores, iPods o iPhones-, especialmente al lograr un objetivo fundamental: que el público identificara la silueta de una manzana con un estatus económico y social elevado. Wozniack (Josh Gad) creó las computadoras Apple I y Apple II y fue co-fundador con Jobs de la mundialmente conocida marca, pero inició el camino contrario, el que 'alejaba de la experiencia y conducía a los individuos a trabajar de electricistas' :  volvió a la Universidad  para terminar su licenciatura en Ingeniería Eléctrica y Ciencias de la Computación en Berkeley en 1987 (Wikipedia). Ya desde la adolescencia los co-fundadores de Apple, como recuerda Steve a Jobs mostraban sensibilidades diferentes: al primero le gustaban los Beatles, más cercanos y populares, y al segundo Bob Dylan.

Si éstos son los héroes de nuestro tiempo, los que han creado las bases de un mundo nuevo, más democrático e incontrolable que ha fagocitado ya casi todas las formas de expresión del viejo mundo: música, literatura, cine o pintura, mediante programas  que permiten modificar lo ya creado, imágenes predeterminadas de todos los tiempos, lo cierto es que han tenido una terrible respuesta de aquellos a quienes han machacado: dedicarles unas películas que apenas cuentan con el esqueleto tecnológico que ellos ayudaron a crear con sus programas y sus ordenadores, sin poner un ápice de inteligencia o de pasión. A esta mediocridad contribuye, y no poco, el actor elegido para inmortalizar al controvertido personaje, fallecido en octubre de 2011. En plena orgía de la piratería el film que de nuevo se  vuelve hacia su figura ha perdido incluso el halo romántico de los bucaneros, que tanto entusiasmó a los jóvenes de hace una década; los de  hoy ya saben que 'sí se pueden poner puertas al campo',  que sus ídolos se reunen en la cumbre de Davos con ese 1 por ciento que constituye la élite económica mundial para hacerles retroceder hasta un tiempo anterior a la Revolución Francesa.

Joshua Michael Stern ha intentado dar una visión equilibrada del personaje, dando una de cal y otra de arena, mostrando su brillantez pero también las  debilidades de un ser vengativo  y su  capacidad de aprovecharse del trabajo de los demás, pero el alegato final que el guión pone en boca del empresario  ante un  micrófono dirigido a 'los locos, los marginados, los rebeldes, los inadaptados, los que ven las cosas de una manera distinta, aquellos que no respetan las reglas y a los que no les gusta el status quo...', rodeado del equipo de jóvenes compañeros de aventura empresarial a los que machacó y apartó de su lado, es difícilmente soportable sin sentir vergüenza ajena.El gran paso ya lo dieron, al conseguir introducir el ordenador personal en los hogares, como un electrodoméstico más, ahora el problema es otro bien diferente y el reto  aún mayor.

Antonio José Navarro (Jobs.Retrato naïf de un "genio" tenebroso. Dirigido por...Octubre 2013), después de  hacer algunas aclaraciones sobre este personaje, pasa revista a la factura artística del film: "Joshua Michael Stern, convertido en un Oliver Stone de pacotilla, recrea con cierto mimo el ambiente de la Norteamérica de los años setenta - un mérito que, intuimos, recae mayoritariamente sobre la dirección artística de Freddy Waff y la fotografía de Russell Carpenter-, pero no sabe dar espesor dramático al retrato íntimo del personaje. Jobs se asemeja a un telefilm de factura competente, pero incapaz de penetrar en el pensamiento vital que hizo de su "héroe" un individuo tan dinámico, pero decididamente desalmado."

Todo el mundo tiene una opinión sobre este tema. Nosotros hemos dado la nuestra y nos gustaría conocer la de nuestros lectores, por muy discrepantes que sean.


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