Paolo Torrentino. Il Divo
Il Divo de Paolo Sorrentino es un biopic de Giulio Andreotti,
siete veces Presidente del Gobierno y fracasado en su intento de
alcanzar la Presidencia del Senado, derrotado por Franco
Marini."Aunque
juegue con la desmesura y el histrionismo, juegue con la conjetura
(...) resulta enfermizamente realista, de una veracidad y una
complejidad alarmantes. (...) Perturba duraderamente" (Carlos Boyero: Diario El País).
Hoy que Italia se encuentra en un delicado trance político, es buen recordar los momentos también muy difíciles cuando la mafia y las Brigadas Rojas estaban en todo su esplendor, mientras el Vaticano se veía afectado por escándalos que afectaban a sus banqueros, que no podian salir del pequeño estado papal. Jueces, políticos (Aldo Moro) y periodistas eran asesinados , y nombres conocidos, como Silvio Berlusconi o Indro Montanelli, se citaban en las comidillas de los aledaños al poder.
Es impresionante la caracterización de Toni Servillo como Andreotti, irreconocible, y la representación de su camarilla, emblematizados como auténticos mafiosos mediante el uso de cámaras ralentizadas, secuencias alternas, de crímenes horrendos, coches de lujo y una música excitante y prodigiosa ¡Porca Italia!. El film evidencia la demagogía de los líderes que pretenden caminar por las calles con un ciudadano cualquiera, cuando dicho paseo por pequeño que sea supone un gasto extraordinario en escoltas y un riesgo para el viandante; impresiona el trayecto que recorre el premier para ir a la Iglesia, intenso y cargado de suspense, con unos policías atentos y orientando sus ametralladoras en todas las direcciones.
El film capta la Roma del momento con precisión, sus fiestas, sus lujos, la precariedad vital de los miserables o de los que combaten la situación, como Falcone. Se le acusó de ser un puncetto de la mafia siciliana, fue absuelto por la Corte de Apelación de Palermo, pero sólo de los casos de corrupción desde 1980, pues los anteriores ya habían prescrito.
Hoy que Italia se encuentra en un delicado trance político, es buen recordar los momentos también muy difíciles cuando la mafia y las Brigadas Rojas estaban en todo su esplendor, mientras el Vaticano se veía afectado por escándalos que afectaban a sus banqueros, que no podian salir del pequeño estado papal. Jueces, políticos (Aldo Moro) y periodistas eran asesinados , y nombres conocidos, como Silvio Berlusconi o Indro Montanelli, se citaban en las comidillas de los aledaños al poder.
Es impresionante la caracterización de Toni Servillo como Andreotti, irreconocible, y la representación de su camarilla, emblematizados como auténticos mafiosos mediante el uso de cámaras ralentizadas, secuencias alternas, de crímenes horrendos, coches de lujo y una música excitante y prodigiosa ¡Porca Italia!. El film evidencia la demagogía de los líderes que pretenden caminar por las calles con un ciudadano cualquiera, cuando dicho paseo por pequeño que sea supone un gasto extraordinario en escoltas y un riesgo para el viandante; impresiona el trayecto que recorre el premier para ir a la Iglesia, intenso y cargado de suspense, con unos policías atentos y orientando sus ametralladoras en todas las direcciones.
El film capta la Roma del momento con precisión, sus fiestas, sus lujos, la precariedad vital de los miserables o de los que combaten la situación, como Falcone. Se le acusó de ser un puncetto de la mafia siciliana, fue absuelto por la Corte de Apelación de Palermo, pero sólo de los casos de corrupción desde 1980, pues los anteriores ya habían prescrito.
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