Hitchcock. Sacha Hervasi
Ficha técnica:
Título original: Hitchcock.
País Estados Unidos.
Año: 2012.
Duración : 98 minutos.
Dirección: Sacha Gervasi
Guión: John J.MacLaughlin y Stephen Rebello.Dirección de Fotografía: Jeff Cronenweth.
Producción: Alan Barnette, Joe Medjuck, Tom Pollock, Ivan Reitman y Thom Tayer.
Diseño de producción: Judy Becker.
Fox Searlight Pictures, The Montecito Pictures Company.Twentieth Century Fox,
Intérpretes
Helen Mirren Alma Reville
Scarlett Johansson Janet Leigh
Jessica Biel Vera Miles
James D'Arcy Anthony Perkins
Danny Huston Whitfield Cook
Toni Collette Peggy Robertson
Michael Wincott Ed Gein
Michael Stuhlbarg Lew Wasserman
Sinopsis:
Detrás de Alfred Hitchcock, el denominado "maestro del suspense", el extraordinario icono del celuloide famoso por haber creado algunas de las más intensas e inquietantes películas de intriga que el público ha visto nunca, había un aspecto que se ocultaba: su extraordinariamente creativo romance con su leal esposa y colaboradora en la realización cinematográfica, Alma Reville.
Comentario:
El film de Sacha Gervasi tiene algunos aciertos formales,emtre los que se incluye una puesta en escena clásica, que nos retrotrae al modo de representación de las décadas de los 50 y 60, con un ritmo tranquilo y una iluminación escasa que necesariamente conecta con ciertos sectores del público que apenas soportan los ritmos trepidantes que imponen las ediciones actuales, y la incorporación de bandas sonoras estridentes, a pesar de que el propio discurso del film se recrea en la anécdota de la secuencia de la bañera en 'Psicosis' y su tratamiento en postproducción, imágenes muy criticadas por redundantes, que modificó sensiblemente el clima de la película. La inorporación de la reacción del público el día del estreno de esta renombrada cinta, nos muestra cómo se completa el acto creativo que ha cumplido la función de conectar con los espectadores.
El relato tiene la virtud de informar a amplios sectores de espectadores de la influencia que tuvo Alma Reville, 'Lady Hitchcock', (Helen Mirren), esa mujer que aparece tantas veces en los títulos de crédito de las películas de su marido,y que entró en su vida cuando desempeñaba un papel superior jerárquicamente al de él como actriz y ayudante de director en la Paramount de Londres.
El núcleo temático y significativo del film gira en torno al rodaje de Psycho (Psicosis 1960), momento en el que, si bien sus cuotas de popularidad eran muy altas, acababa de estrenar 'Con la muerte en los talones (1959) -, su prestigio atravesaba horas bajas, especialmente tras trabajar para televisión en 'Alfred Hitchcock presenta', que le proporcionaba pingües beneficios y grandes dosis de desprecio de las elites, en partes iguales. La entrevista que concedió a François Truffaut de 50 horas de duración, que incluía 500 preguntas y que se materializó en un libro muy bonito (Hitchcock-Truffaut), cambió la opinión de los críticos norteamericanos. El cineasta francés cuenta en el prólogo de su obra una anécdota muy ilustrativa de la penuria del cine europeo, y especialmente el de los realizadores de la Nouvelle Vague: Claude Chabrol y él acudieron a unos estudios donde el maestro del suspense rodaba un film, pertrechados con una modesta grabadora, con tan mala fortuna que el primero no vio un enorme charco a modo de estanque y se hundió con su pobre máquina que quedó inutilizada.
En las confesiones del director queda clara su inclinación por las mujeres-protagonistas de sus filmes, con alguna de las cuales tuvo serios problemas, especialmente con Tippi Hedren (Marnie La Ladrona, 1964, y los Pájaros, 1963), madre de Melanie Griffith, lo que le creó no pocos sinsabores con su esposa, que se tomó pequeñas revanchas, con un escritor que intentaba hacer guiones para el célebre realizador. Scarlett Johanson desempeña el discreto papel de la rubia de turno en el emblemático film de terror, encarnando a Janet Leigh.
Gervasi aborda también el terror del los realizador al que algunos incluyen entre los cineastas de la ansiedad, incorporando referencias al film del propio director 'Pero ...¿Quién mató a Harry?' , y al famoso asesino y violador de tumbas Ed Gein (Michael Wincott), que constituye el alter ego imaginario de Hitchcock, que llega a advertir a su mujer que todo hombre encierra en su interior a un asesino. Estos mismos temores los compartían los sectores conservadores de la sociedad norteamericana y las comisiones censoras que analizaban las películas y aplicaban el Código Hays ; el film recoge las negociaciones que se celebraban con los directores, dispuestos a pasar por el aro, no sólo para conseguir su aprobación, sino para evitar que las tijeras entraran en acción en los diferentes estados, dando lugar a películas absolutamente diferentes para el público, en función del estado en que habían nacido por accidente.
La peor parte de la cinta se la lleva Anthony Hopkins, no sólo por la caracterización y el maquillaje que rozan el ridículo, sino por su sobreactuación; cuando has visto el film sientes la imperiosa necesidad de acercarte a YouTube y comprobar si los morritos del actor tienen su reflejo en la realidad. Desde luego que no. Y vamos a pasar por alto dos momentos estrafalarios, en los que Anthony Hopkins recrea cómo se rodó la secuencia de la bañera y su reacción cuando se proyecto por primera vez en los cines, inverosímiles e increíbles, por decirlo de manera suave.
No obstante la película , si bien no es una obra maestra, permite pasar un rato entretenido repasando un momento interesante de la historia del cine, oyendo la música de Danny Elfman y viendo cómo crecen algunos actores como James D'Arcy, que interpreta con éxito al carismático Anthony Perkins. Luego se pierde en disquisiciones inútiles sobre el macguffin o los planos picados, cuando por el travestismo de Norman Bates, intuímos que, al menos en el doblaje, se han equivocado.
Comentario:
El film de Sacha Gervasi tiene algunos aciertos formales,emtre los que se incluye una puesta en escena clásica, que nos retrotrae al modo de representación de las décadas de los 50 y 60, con un ritmo tranquilo y una iluminación escasa que necesariamente conecta con ciertos sectores del público que apenas soportan los ritmos trepidantes que imponen las ediciones actuales, y la incorporación de bandas sonoras estridentes, a pesar de que el propio discurso del film se recrea en la anécdota de la secuencia de la bañera en 'Psicosis' y su tratamiento en postproducción, imágenes muy criticadas por redundantes, que modificó sensiblemente el clima de la película. La inorporación de la reacción del público el día del estreno de esta renombrada cinta, nos muestra cómo se completa el acto creativo que ha cumplido la función de conectar con los espectadores.
El relato tiene la virtud de informar a amplios sectores de espectadores de la influencia que tuvo Alma Reville, 'Lady Hitchcock', (Helen Mirren), esa mujer que aparece tantas veces en los títulos de crédito de las películas de su marido,y que entró en su vida cuando desempeñaba un papel superior jerárquicamente al de él como actriz y ayudante de director en la Paramount de Londres.
El núcleo temático y significativo del film gira en torno al rodaje de Psycho (Psicosis 1960), momento en el que, si bien sus cuotas de popularidad eran muy altas, acababa de estrenar 'Con la muerte en los talones (1959) -, su prestigio atravesaba horas bajas, especialmente tras trabajar para televisión en 'Alfred Hitchcock presenta', que le proporcionaba pingües beneficios y grandes dosis de desprecio de las elites, en partes iguales. La entrevista que concedió a François Truffaut de 50 horas de duración, que incluía 500 preguntas y que se materializó en un libro muy bonito (Hitchcock-Truffaut), cambió la opinión de los críticos norteamericanos. El cineasta francés cuenta en el prólogo de su obra una anécdota muy ilustrativa de la penuria del cine europeo, y especialmente el de los realizadores de la Nouvelle Vague: Claude Chabrol y él acudieron a unos estudios donde el maestro del suspense rodaba un film, pertrechados con una modesta grabadora, con tan mala fortuna que el primero no vio un enorme charco a modo de estanque y se hundió con su pobre máquina que quedó inutilizada.
En las confesiones del director queda clara su inclinación por las mujeres-protagonistas de sus filmes, con alguna de las cuales tuvo serios problemas, especialmente con Tippi Hedren (Marnie La Ladrona, 1964, y los Pájaros, 1963), madre de Melanie Griffith, lo que le creó no pocos sinsabores con su esposa, que se tomó pequeñas revanchas, con un escritor que intentaba hacer guiones para el célebre realizador. Scarlett Johanson desempeña el discreto papel de la rubia de turno en el emblemático film de terror, encarnando a Janet Leigh.
Gervasi aborda también el terror del los realizador al que algunos incluyen entre los cineastas de la ansiedad, incorporando referencias al film del propio director 'Pero ...¿Quién mató a Harry?' , y al famoso asesino y violador de tumbas Ed Gein (Michael Wincott), que constituye el alter ego imaginario de Hitchcock, que llega a advertir a su mujer que todo hombre encierra en su interior a un asesino. Estos mismos temores los compartían los sectores conservadores de la sociedad norteamericana y las comisiones censoras que analizaban las películas y aplicaban el Código Hays ; el film recoge las negociaciones que se celebraban con los directores, dispuestos a pasar por el aro, no sólo para conseguir su aprobación, sino para evitar que las tijeras entraran en acción en los diferentes estados, dando lugar a películas absolutamente diferentes para el público, en función del estado en que habían nacido por accidente.
La peor parte de la cinta se la lleva Anthony Hopkins, no sólo por la caracterización y el maquillaje que rozan el ridículo, sino por su sobreactuación; cuando has visto el film sientes la imperiosa necesidad de acercarte a YouTube y comprobar si los morritos del actor tienen su reflejo en la realidad. Desde luego que no. Y vamos a pasar por alto dos momentos estrafalarios, en los que Anthony Hopkins recrea cómo se rodó la secuencia de la bañera y su reacción cuando se proyecto por primera vez en los cines, inverosímiles e increíbles, por decirlo de manera suave.
No obstante la película , si bien no es una obra maestra, permite pasar un rato entretenido repasando un momento interesante de la historia del cine, oyendo la música de Danny Elfman y viendo cómo crecen algunos actores como James D'Arcy, que interpreta con éxito al carismático Anthony Perkins. Luego se pierde en disquisiciones inútiles sobre el macguffin o los planos picados, cuando por el travestismo de Norman Bates, intuímos que, al menos en el doblaje, se han equivocado.
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