Braindead. Tu madre se ha comido a mi perro. Peter Jackson.
Ficha técnica:
Título original: Braindead.
País: Nueva Zelanda.
Año: 1992.
Duración: 104 minutos.
Dirección: Peter Jackson.
Guion: Stephen Sinclair, Frances Walsh, Peter Jackson, basado en una idea original de Stephen Sinclair.
Música: Peter Dasent.
Director de Fotografía: Murray Milne.
Edición: Jamie Selkirk.
Diseño de sonido: Mike Hopkins, Sam Negri.
Productor: Jim Booth.
Productor asociado: Jamie Selkirk.
Diseño de producción: Kevin Leonard-Jones.
Diseño de prótesis de maquillaje: Bob McCarron.
Efectos criatura gore: Richard Taylor.
VingNut Films Production, asociado con New Zealands Films Comission y Avalon/NFU Studios.
Intérpretes:
Timothy Balme: Lionel,
Diana Peñalver: Paquita,
Elizabeth Moody: Madre,
Ian Watkin: Tío Les.
Stuart Devenie: Padre McGruder,
Brenda Kendall: Enfermera McTavis,
Jed Brophy: Void.
Sinopsis:
Un científico descubre en Skull Island un ejemplar muy extraño de mono rata al que acompaña una terrible maldición, según los nativos. El ejemplar es trasladado a Nueva Zelanda para su estudio. Por otra parte, Lionel es un joven que vive con su insoportable madre, que no aprueba la relación que acaba de comenzar con Paquita, la hija del tendero. Cuando los dos enamorados realizan una visita al zoológico, ella les vigila en secreto, y será mordida por el animal encontrado en la isla. Poco a poco, la madre de Lionel se va convirtiendo en una especie de zombie, sedienta de carne, y que convierte en zombie a todo el que ataca.
Comentario:
Peter Jackson concluye su trilogía gamberra, (Bad Taste, 1987, El delirante mundo de los Feebles, 1989 y Braindead, 1992) , escatológica y gore que lo lanzó a la fama y que sigue teniendo un público numeroso y leal entre los más jóvenes. En la tercera de las películas aborda el tema freudiano de la madre castrante y el complejo de Edipo, culminando con esa imagen atroz en la que una inmensa zombie, provista de sobresalientes y gigantescos atributos maternales, una metáfora de la voraz progenitora devuelve de nuevo a su hijo al vientre en el que lo gestó, ante la espantada y atónita mirada de la novia, la mujer que le disputa el cariño de su hijo. En una especie de broma/homenaje al maestro del cine de terror, Alfred Hitchcock, convierte a Lionel , (Lainol para Paquita) ,en el predecesor de Norman Bates, que vive, como él, en una casa gemela a la de Psicosis, en lo alto de una colina, situando la acción en un tiempo anterior a la muerte de la madre, y creando un perfil tan perverso que justifique su muerte definitiva a manos del propio hijo. El joven había olvidado consciente o inconscientemente un hecho criminal que presenció siendo niño, y que recuerda a la luz de los terribles acontecimientos que intentan separarle de su amada.
Durante la mayor parte del metraje Peter Jackson nos ofrece imágenes increíbles y difíciles de superar de una masacre constante, utilizando todo tipo de recursos al alcance de un ser humano, y dando vida incluso a las propias visceras de las víctimas. Escatológica e irreverente, no excluye la provocación mediante el maltrato físico a un niño diabólico en un parque, que causa el escándalo de unos y el regocijo de otros, que la cámara identifica con el espectador ávido del humor más negro que jamas se haya escrito y llevado a la pantalla. De tan extravagante y estrafalaria produce una diversión constante y una expectativa en absoluto decepcionada de un público que no sale de su asombro ante la prolija inventiva del afamado director y sus colaboradores, entre los que se encuentra su propia esposa Fran Walsh, co-guionista de un film ideado por Stephen Sinclair.
Una película divertida para un espectador dotado de un buen estómago y libre de prejuicios.
Peter Jackson concluye su trilogía gamberra, (Bad Taste, 1987, El delirante mundo de los Feebles, 1989 y Braindead, 1992) , escatológica y gore que lo lanzó a la fama y que sigue teniendo un público numeroso y leal entre los más jóvenes. En la tercera de las películas aborda el tema freudiano de la madre castrante y el complejo de Edipo, culminando con esa imagen atroz en la que una inmensa zombie, provista de sobresalientes y gigantescos atributos maternales, una metáfora de la voraz progenitora devuelve de nuevo a su hijo al vientre en el que lo gestó, ante la espantada y atónita mirada de la novia, la mujer que le disputa el cariño de su hijo. En una especie de broma/homenaje al maestro del cine de terror, Alfred Hitchcock, convierte a Lionel , (Lainol para Paquita) ,en el predecesor de Norman Bates, que vive, como él, en una casa gemela a la de Psicosis, en lo alto de una colina, situando la acción en un tiempo anterior a la muerte de la madre, y creando un perfil tan perverso que justifique su muerte definitiva a manos del propio hijo. El joven había olvidado consciente o inconscientemente un hecho criminal que presenció siendo niño, y que recuerda a la luz de los terribles acontecimientos que intentan separarle de su amada.
Durante la mayor parte del metraje Peter Jackson nos ofrece imágenes increíbles y difíciles de superar de una masacre constante, utilizando todo tipo de recursos al alcance de un ser humano, y dando vida incluso a las propias visceras de las víctimas. Escatológica e irreverente, no excluye la provocación mediante el maltrato físico a un niño diabólico en un parque, que causa el escándalo de unos y el regocijo de otros, que la cámara identifica con el espectador ávido del humor más negro que jamas se haya escrito y llevado a la pantalla. De tan extravagante y estrafalaria produce una diversión constante y una expectativa en absoluto decepcionada de un público que no sale de su asombro ante la prolija inventiva del afamado director y sus colaboradores, entre los que se encuentra su propia esposa Fran Walsh, co-guionista de un film ideado por Stephen Sinclair.
Una película divertida para un espectador dotado de un buen estómago y libre de prejuicios.
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