Skyfall. Sam Mendes.
Ficha técnica:
Título original: Skyfall.
País: USA/Reino Unido.
Año: 2012.
Duración: 143 minutos
Dirección: Sam Mendes.
Guión: John Logan, Neal Purvis y Robert Wadis.
Guión: Neal Purvis, Robert Wade, John Logan.
Dirección de fotografía: Roger Deakins.
Música: David Arnold.
Montaje: Stuart Baird.
Producción: Barbara Broccoli y Michael G. Wilson.
Diseño de producción: Dennis Gassner.
Vestuario: Jany Termime.
Sony Pictures Releasing de España.
Intérpretes:
Daniel Craig: James Bond,
Juan Antonio Bardem: Silva,
Dame Judi Dench: M,
Naomie Harris: Eve,
Ralph Fiennes: Gareth Mallory,
Ben Whishaw: Q.
Bérènice Marlohe: Sévérine.
Sinopsis:
Nueva aventura del agente secreto británico 007, James Bond. La lealtad de Bond
hacia M se ve puesta a prueba cuando el pasado de ella vuelve para
atormentarla. El MI6 sufre un ataque, y 007 debe localizar y destruir la
amenaza. Daniel Craig y Judi Dench repiten sus papeles. Javier Bardem es el villano, Naomie Harris interpreta a la agente Eve y Bérénice Marlohe encarna a un enigmático personaje llamado Severin.
Crítica y comentario:
Que Sam Mendez lo tenía muy difícil se pone en evidencia en este comentario de José Arce (La Butaca.net) " (...) la propuesta de Sam Mendes se convierte en una suerte de tesis esencial del icono, una constante mirada atrás que hace que la aventura transmute en una revuelta parrafada crepuscular que discursa sobre sus propios cimientos con resultado irregular.
Angel Sala se muestra muy complacido con el film: " Pero lejos de la ruptura, Mendes consigue la regeneración exacta y precisa de las piezas del mecanismo que chirriaban, un proceso de restauración resuelto con el éxito a causa de una meticulosa articulación del guiño al fan pero también a todo aquel que nunca lo ha sido, consiguiendo el producto perfecto para crear nuevas adicciones..." (Dirigido por...número 427. Noviembre 2012)
Y es que quien se ponga al frente del proyecto deben satisfacer a los amantes de la franquicia, lo que impone el respeto a los elementos que la caracterizan, y a la vez entretener a un público que acude a la llamada del héroe con el fin de entretenerse, y al que finalmente le sobra media hora de película. También debe adaptarse a los nuevos tiempos, suavizar la misoginia del agente e ir adoptando ese tono crepuscular que traen los nuevos tiempos, en los que un servicio secreto como el MI6 no tiene mucho sentido, a no ser curar sus propias heridas y erradicar a antiguos servidores resentidos, que atentan contra el sistema desde dento del mismo, como el villano representado por Javier Bardem.
Y lo cierto es que Sam Mendes lo hace muy bien. Tras la secuencia inicial de una acción trepidante que pone al público en contacto con un agente 00, cuyas fuerzas comienzan a decaer, pero cuya intrepidez le empuja a realizar acciones vetadas para la mayor parte de los espectadores que ocupan sus asientos en la sala de proyecciones y asisten atónitos a los ejercicios de acrobacia, no ya simiescos como en Casino Royal y disfrutan con la imagen especular que les devuelve la pantalla y que satisface sus delirios fantásticos, llegan unos títulos de crédito siempre esperados por los fans de la franquicia. Los homenajes a películas que han pasado a engrosar el cuerpo de obras maestras, como la del museo de Vértigo, de Hitchcock, tantas veces reproducida, las alusiones a la bisexualidad de Bond o al menos la humillación de su masculinidad de voyeur/depredador, que sustituye los golpes que éste sufre en los testiculos,propinados por Le Chiffre, tras admirar su cuerpo,en Casino Royal, por las caricias entre las piernas del malvado amanerado que interpreta Javier Bardem; la belleza tradicional de Aston Martin, que pronto va a ser destrozado, etc..
Pero, no sólo la actitud machista ha quedado desfasada; los gadgets y los Aston Martin invisibles son un tanto folclóricos en la era de las comunicaciones por la red, en la que sustituye tanto artilugio por una simple pistola, que sólo puede ser accionada por su propietario, y una radio que conecta al espía con el centro de control de todas las operaciones, diseñadas por un rejuvenecido Q (Ben Whishaw), que putualiza en manos de quién están las nuevas tecnologías: los más jóvenes. Todo suena a fin de la historia, como dice el propio James Bond cuando le sugieren que asocie un concepto a Skyfall y rsponde: el fin de todo. Ha llegado el momento de desvelar al público que el hombre que odia el esmoquin, el hombre que posee un cuerpo moldeado y lleva relojes caros, signos del que quiere prosperar desde las clases más bajas, es en realidad descendiente de la nobleza y posee un antiguo castillo medieval en Escocia. Las cosas no son en absoluto lo que parecen.
El nuevo villano ya no es el hombre que se quiere enriquecer aterrorizando a la población, lo que ya no tiene sentido, sino el resentido que quiere destruira todo el mundo que le ha arruinado la vida: los servicios secretos, las multinacionales, la bolsa..., y que tiene los suficientes recursos para ello. De hecho hay quien afirma que el personaje se inspira en Julian Assange, pero en realidad es un mezcla de diferentes referentes, un homenaje a los 'malos' de la saga. (Roger Salvans. Fotogramas).
Hasy bastante unanimidad en considerar Skyfall como la entrega más ambiciosa de la franquicia. Se rumorea que puede haber dos entregas más de la saga, a las que optan Quentin Tarantino y Christopher Nolan, e incluso se sugiere que pueden ser filmadas en 3D, sin embargo todo tiene un cierto tufo a fin, a crepúsculo de un diios que quizás ya no puede competir con el moderno Bourne. El agente británico, como recuerda Roger Salvans ha sobrevivido a la guerra fría, y la caída del muro de Berlí. Más que licencia para matar sabe cómo y cuándo mutar.
Angel Sala se muestra muy complacido con el film: " Pero lejos de la ruptura, Mendes consigue la regeneración exacta y precisa de las piezas del mecanismo que chirriaban, un proceso de restauración resuelto con el éxito a causa de una meticulosa articulación del guiño al fan pero también a todo aquel que nunca lo ha sido, consiguiendo el producto perfecto para crear nuevas adicciones..." (Dirigido por...número 427. Noviembre 2012)
Y es que quien se ponga al frente del proyecto deben satisfacer a los amantes de la franquicia, lo que impone el respeto a los elementos que la caracterizan, y a la vez entretener a un público que acude a la llamada del héroe con el fin de entretenerse, y al que finalmente le sobra media hora de película. También debe adaptarse a los nuevos tiempos, suavizar la misoginia del agente e ir adoptando ese tono crepuscular que traen los nuevos tiempos, en los que un servicio secreto como el MI6 no tiene mucho sentido, a no ser curar sus propias heridas y erradicar a antiguos servidores resentidos, que atentan contra el sistema desde dento del mismo, como el villano representado por Javier Bardem.
Y lo cierto es que Sam Mendes lo hace muy bien. Tras la secuencia inicial de una acción trepidante que pone al público en contacto con un agente 00, cuyas fuerzas comienzan a decaer, pero cuya intrepidez le empuja a realizar acciones vetadas para la mayor parte de los espectadores que ocupan sus asientos en la sala de proyecciones y asisten atónitos a los ejercicios de acrobacia, no ya simiescos como en Casino Royal y disfrutan con la imagen especular que les devuelve la pantalla y que satisface sus delirios fantásticos, llegan unos títulos de crédito siempre esperados por los fans de la franquicia. Los homenajes a películas que han pasado a engrosar el cuerpo de obras maestras, como la del museo de Vértigo, de Hitchcock, tantas veces reproducida, las alusiones a la bisexualidad de Bond o al menos la humillación de su masculinidad de voyeur/depredador, que sustituye los golpes que éste sufre en los testiculos,propinados por Le Chiffre, tras admirar su cuerpo,en Casino Royal, por las caricias entre las piernas del malvado amanerado que interpreta Javier Bardem; la belleza tradicional de Aston Martin, que pronto va a ser destrozado, etc..
Pero, no sólo la actitud machista ha quedado desfasada; los gadgets y los Aston Martin invisibles son un tanto folclóricos en la era de las comunicaciones por la red, en la que sustituye tanto artilugio por una simple pistola, que sólo puede ser accionada por su propietario, y una radio que conecta al espía con el centro de control de todas las operaciones, diseñadas por un rejuvenecido Q (Ben Whishaw), que putualiza en manos de quién están las nuevas tecnologías: los más jóvenes. Todo suena a fin de la historia, como dice el propio James Bond cuando le sugieren que asocie un concepto a Skyfall y rsponde: el fin de todo. Ha llegado el momento de desvelar al público que el hombre que odia el esmoquin, el hombre que posee un cuerpo moldeado y lleva relojes caros, signos del que quiere prosperar desde las clases más bajas, es en realidad descendiente de la nobleza y posee un antiguo castillo medieval en Escocia. Las cosas no son en absoluto lo que parecen.
El nuevo villano ya no es el hombre que se quiere enriquecer aterrorizando a la población, lo que ya no tiene sentido, sino el resentido que quiere destruira todo el mundo que le ha arruinado la vida: los servicios secretos, las multinacionales, la bolsa..., y que tiene los suficientes recursos para ello. De hecho hay quien afirma que el personaje se inspira en Julian Assange, pero en realidad es un mezcla de diferentes referentes, un homenaje a los 'malos' de la saga. (Roger Salvans. Fotogramas).
Hasy bastante unanimidad en considerar Skyfall como la entrega más ambiciosa de la franquicia. Se rumorea que puede haber dos entregas más de la saga, a las que optan Quentin Tarantino y Christopher Nolan, e incluso se sugiere que pueden ser filmadas en 3D, sin embargo todo tiene un cierto tufo a fin, a crepúsculo de un diios que quizás ya no puede competir con el moderno Bourne. El agente británico, como recuerda Roger Salvans ha sobrevivido a la guerra fría, y la caída del muro de Berlí. Más que licencia para matar sabe cómo y cuándo mutar.
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