Dogma. Kevin Smith.





la extraña pareja de ángeles pop: Bartleby y Loki.



Ficha técnica:



Título original: Dogma.
País: Estados Unidos.
Año: 1999.

Dirección: Kevin Smith.
Guión: Kevin Smith.
Director de Fotografía: Robert Yeoman.
Música: Howard Shore; supervisor : Randall Poster.
Edición: Kev &  Scott.
Supervisor efectos visuales: Richard 'Dickie' Payne.

Vestuario: Abigail Murray.
Maquillaje, efectos especiales: Vincent  Guastini.

Producción: Scott Mosier.
Diseño de producción: Robert  'Ratface' Holtzman.
Co-Productor: Laura Greenlee.
Productor ejecutivo: Jonathan Gordon.
Compañía productora:View Askew Production.

Intérpretes:



Ben Affleck: Bartleby,
George Carlin: Cardenal Glick,
Matt Damon: Loki,
Linda Fiorentino: Bethany,
Salma Hayek: Serendipity,
Jason Lee: Azrael,
Jason Mewes: Jay,
Alan Rickman: Metatron,
Chris Rock: Rufus,
Bud Cort: John Doe Jersey,
Alanis Morissette: God,
Jeff Anderson:  Gun Salesman.
Brian O'Halloran: Reportero.
Janeane Garofalo: Liz,
Betti Aberlin : Nun.

Sinopsis:


Dos ángeles caídos, condenados a un exilio perpetuo en Wisconsin, han encontrado la manera de regresar al paraíso, aunque ello suponga la destrucción del  universo. Bethany, una trabajadora de un clínica abortista con una serie crisis de fe, será la encargada de impedírselo. Una comedia en la que ángeles, demonios, apóstoles, profetas, musas, descendientes, etc., decidirán el destino de la humanidad.






Crítica:



Lo mejor del  film de Kevin Smith  son  aquellos personajes que hablan por boca del realizador y hacen gala de ese humor tan caústico, desmadrado, pero nada ingenuo, con alusiones a los mitos de la juventud de los ahora treintañeros . Especialmente significativos son los 'malos', los dos ángeles exterminadores, Loki y  Bartleby, y el demonio Azrael,   y los cínicos, los profetas Jay y Bob 'El silencioso'. Lo curioso del film es que con el código bizarro que lo caracteriza, no todo lo que cuestionan los 'malos' es disparatado, sino todo lo contrario. Las mayores debilidades del guión residen en el lado de los 'buenos', en el que se deslizan ciertas cuestiones que parecen chocar frontalmente con el carácter irónico de la película, y que aparecen como justificaciones o incluso ligeros adoctrinamientos.

El final es muy desmadrado y  confuso en sus intenciones, y sientes un poco de pena por la pérdida de la guerra por parte de los más razonables; son  los dos ángeles  representados por Matt Damon y Ben Afflec los que cantan las verdades del barquero a los miembros del consejo de administración de una multinacional, los que mejor analizan el libre albedrío de los humanos, que les permite tener fe o dejar de creer, y que precisamente por su capacidad de reflexión son expulsados del Paraíso. Los buenos lo tienen un poco más difícil para brillar, como por otro lado es frecuente. Los  toques de irreverencia, e incluso escatológicos, han enfrentado al director con ciertos sectores conservadores norteamericanos, aunque  esconda una auténtica reflexión sobre la religión, como  reconoce  Guillermo Altares del diario 'El País'.



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