Clerks II. Kevin Smith.
Ficha técnica:
Título original: Clerks II.
País: EE.UU.
Año: 2006.
Duración:
Guión y dirección: Kevin Smith.
Edición: Kevin Smith.
Música: James Venable.
Director de fotografía: David Klein.
Vestuario: Roseanne Fiedler.
Diseño de producción: Robert Holtzman.
Co-producción: Laura Reenlee.
Productores ejecutivos. Bob Weinstein, Harvey Weinstein y Carla Gardini.
Productor: Scott Mosier.
Compañías: The Weinstein Company, View Askew Productions; en vídeo De APlaneta.
Ficha artística:
Brian O'Halloran.
Jeff Anderson.
Rosario Dawson.
Trevor Fehrman.
Jennifer Schwalbach.
Jason Mewves.
Participación especial de Jaon Lee y Ben Affleck, antiguos protagonistas de las creaciones deKevin Smith.
Sinopsis:
El DVD se vende con un lema para tranquilizar a las masas y asegurarles que esta plaga no se va a extender: "Nunca tantos hicieron tan poco"; la sinopsis añade: "...y con tanta gracia". Clerks II nos vuelve a traer a Dante Hicks (Brian O'Halloran) y Randal Graves (Jeff Anderson), dependientes de una tienda de barrio de Nueva Jersey, los mejores amigos que se ven forzados a buscar un nuevo empleo en cadenas de 'comida basura', después de quemar la tienda, ' Quick Stop' en la que trabajaban. Comedia desternillante en la que no faltarán actitudes desafiantes, escandalosas vulgaridades y una desenfrenada pasión por tocarles las narices a los clientes.
Comentario:
El film comienza haciendo un homenaje a la cinta que inició la saga, que fue muy bien acogida en el Festival de cine Independiente de Sundance de 1994, filmada en blanco y negro por exigencias del bajo presupuesto. Inmediatamente y en un ejercicio de semantización del color, cuando Dante levanta la persiana metálica del Quick Stop se ve el interior en llamas y éste entra en la película; mientras desfilan ante nuestros ojos los títulos de crédito, el director emblematiza a la pareja protagonista de su particular body film , Dante y Randal, como ciudadanos medios americanos, que conducen grandes coches antiguos y viven en casas prefabricadas de madera.
El nexo entre estos dos jóvenes es ambiguo, y la parte ácida y corrosiva corre a cargo del provocador, desafiante y cínico Randal, que intenta atornillar a su compañero Dante para que permanezca siempre a su lado, no se case y se marche a Florida, dejándole solo en su rol de 'empleadillo', al que el mundo ha dejado atrás hace ya mucho tiempo, cuyo fracaso se encargan de recordarle en sus breves apariciones los clientes Jason Lee y Ben Affleck, que han abandonado ya su adolescencia y ascendido socialmente. El concepto de comida-basura se ve reforzado visualmente en la hamburguesa que Randal prepara a Lee, llena de bichos, y la cerveza combinada con orín, que éste desconfiado regala a la pareja formada por Jay (Jason Mewves) y Bob el Silencioso, o el Mudo, encarnado por el propio director.
El verdadero resentimiento social de Randal, que añora con nostalgia los tiempos de su auténtica adolescencia, lo muestra en su agresividad con un joven compañero de trabajo, de formación religiosa y freaky de la saga de Peter Jackson, El Señor de los Anillos, al que él siempre contrapone la grandeza de George Lucas y su trilogía, mitología que separa a ambas generaciones. Su lenguaje es procaz, sexista, deliberadamente provocador, aunque en realidad es la máscara tras la que se esconde para no mostrar el horror al vacío que le produce la marcha de su amigo, el fin de la etapa sin responsabilidades y la entrada en el mundo de los adultos. Este miedo le empuja a mantener una postura contracultural y políticamente incorrecta que enerva a su amigo Dante, confundiendo a propósito a Ana Frank con Hellen Keller, pero en el fondo es consciente de su situación y le duelen las pullas de sus antiguos camaradas.
Su solución radica únicamente en la reapertura del Quick Stop con su amigo Dante, refugio de mujeres fracasadas con 'guaperas', objetivo que alcanza al fin, iniciando de esa forma el primer día del resto de sus vidas, que transcurrirán vendiendo groceries (comestibles), tabaco, bebidas y otras chucherías, y registrándolo en sus cajas, que es precisamente lo que significa Clerks: Cajeros.
Kevin Smith nos transmite con un humor inteligente y mordaz el perfil de estos jóvenes a los que se ha llamado, entre otras cosas, la generación perdida, simpáticos, libres suficientemente preparados, que no tienen un hueco en nuestra sociedad. Es ésta la razón de que sus filmes tengan tanto éxito entre millones de jóvenes de todo el mundo, que se sienten identificados. Toda elección impone un sacrificio, y el ácido director denuncia la vulnerabilidad de los jóvenes que han permanecido fieles a sus principios, aún a costa de su exclusión social, y la existencia de otro tipo de resentidos que, conocido su talón de Aquilles, meten constantemente el dedo en la llaga y generan inseguridades en aquellos a los que desprecian en apariencia, pero envidian en el fondo.
Comentario:
El film comienza haciendo un homenaje a la cinta que inició la saga, que fue muy bien acogida en el Festival de cine Independiente de Sundance de 1994, filmada en blanco y negro por exigencias del bajo presupuesto. Inmediatamente y en un ejercicio de semantización del color, cuando Dante levanta la persiana metálica del Quick Stop se ve el interior en llamas y éste entra en la película; mientras desfilan ante nuestros ojos los títulos de crédito, el director emblematiza a la pareja protagonista de su particular body film , Dante y Randal, como ciudadanos medios americanos, que conducen grandes coches antiguos y viven en casas prefabricadas de madera.
El nexo entre estos dos jóvenes es ambiguo, y la parte ácida y corrosiva corre a cargo del provocador, desafiante y cínico Randal, que intenta atornillar a su compañero Dante para que permanezca siempre a su lado, no se case y se marche a Florida, dejándole solo en su rol de 'empleadillo', al que el mundo ha dejado atrás hace ya mucho tiempo, cuyo fracaso se encargan de recordarle en sus breves apariciones los clientes Jason Lee y Ben Affleck, que han abandonado ya su adolescencia y ascendido socialmente. El concepto de comida-basura se ve reforzado visualmente en la hamburguesa que Randal prepara a Lee, llena de bichos, y la cerveza combinada con orín, que éste desconfiado regala a la pareja formada por Jay (Jason Mewves) y Bob el Silencioso, o el Mudo, encarnado por el propio director.
El verdadero resentimiento social de Randal, que añora con nostalgia los tiempos de su auténtica adolescencia, lo muestra en su agresividad con un joven compañero de trabajo, de formación religiosa y freaky de la saga de Peter Jackson, El Señor de los Anillos, al que él siempre contrapone la grandeza de George Lucas y su trilogía, mitología que separa a ambas generaciones. Su lenguaje es procaz, sexista, deliberadamente provocador, aunque en realidad es la máscara tras la que se esconde para no mostrar el horror al vacío que le produce la marcha de su amigo, el fin de la etapa sin responsabilidades y la entrada en el mundo de los adultos. Este miedo le empuja a mantener una postura contracultural y políticamente incorrecta que enerva a su amigo Dante, confundiendo a propósito a Ana Frank con Hellen Keller, pero en el fondo es consciente de su situación y le duelen las pullas de sus antiguos camaradas.
Su solución radica únicamente en la reapertura del Quick Stop con su amigo Dante, refugio de mujeres fracasadas con 'guaperas', objetivo que alcanza al fin, iniciando de esa forma el primer día del resto de sus vidas, que transcurrirán vendiendo groceries (comestibles), tabaco, bebidas y otras chucherías, y registrándolo en sus cajas, que es precisamente lo que significa Clerks: Cajeros.
Kevin Smith nos transmite con un humor inteligente y mordaz el perfil de estos jóvenes a los que se ha llamado, entre otras cosas, la generación perdida, simpáticos, libres suficientemente preparados, que no tienen un hueco en nuestra sociedad. Es ésta la razón de que sus filmes tengan tanto éxito entre millones de jóvenes de todo el mundo, que se sienten identificados. Toda elección impone un sacrificio, y el ácido director denuncia la vulnerabilidad de los jóvenes que han permanecido fieles a sus principios, aún a costa de su exclusión social, y la existencia de otro tipo de resentidos que, conocido su talón de Aquilles, meten constantemente el dedo en la llaga y generan inseguridades en aquellos a los que desprecian en apariencia, pero envidian en el fondo.
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