Big Fish. Tim Burton.
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NO TAN NAÏF
Ficha técnica:
Título: Big Fish .
Año: 2003.
Duración: 125 minutos.
Dirección: Tim Burton.
Guion: John August, basado en La novela Daniel Wallace.
Música: Danny Elfman.
Fotografía Philippe Rousselot
Montaje: Chris Lebenzon.
Dirección artística : Roy Barnes, Jean-Michel Ducourty, Robert Fechtman, Jack Johnson, Richard L.Johnson.
Producción: Bruce Cohen, Dan Jinks, Richard D. Zanuck.
Diseño de producción: Dennis Gassner.
Distribución: Columbia Pictures.
Ficha técnica:
Ewan McGregor: Edward Bloom joven,
Albert Finney: Edward Bloom viejo,
Jessica Lange: Sandra Bloom,
Alison Lohman: Sandra Bloom,
Billy Crudup: Will Bloom,
Steve Buscemi: Norther Winslow,
Danny DeVito: Amos Calloway,
Helena Bonham Carter: Jenny joven/Jenny mayor/Bruja,
Matthew McGrory.el Gigante Karl.
Sinopsis:
Edward Bloom fue un hombre de extraordinaria imaginación. Contaba historias sorprendentes de su vida que fascinaba a todos los que encontraba a su alrededor. Sin embargo toda su fantástica existencia representaba un misterio para su hijo William, quien ahora trata de reconstruir una imagen fiel de su padre, intentando separar lo real y lo ficticio, de los cuentos que desde niño le oyó contar.
Crítica.
Big Fish es un bello relato acerca del desencuentro entre un padre y su hijo y la postrera reconciliación. Supone una terapia para el propio Tim Burton, cuya familia era poco habladora y esta circunstancia ilustra su inclinación a contar historias. Él nunca se ha considerado un storyteller; su personaje por el contrario cuenta historias tantas veces que al final él es esas historias, que a la vez sirven como catalizador para que William encuentre la paz con su padre. Esta relación amor/odio paterno-filial preside la historia de dos desconocidos que se conocían demasiado.
Si él nunca se ha considerado un buen contador de historia, la crítica a su vez le ha acusado precisamente de no ser un buen storyteller, y de ser excesivamente visual; mas como él afirma y yo comparto, el cine es un medio visual, y hay muchas formas de representar la realidad. Construye la diégesis con una yuxtaposición de realidad/no realidad, en la que los personajes se conectan entre sí, muchas veces sin palabras. Surge la duda de qué es lo real cuando a menudo seleccionamos nuestros recuerdos, olvidando los malos momentos, o hablamos de personajes del pasado como si hubiéramos convivido con ellos, sin tener en cuenta que todo lo que se escribe tiene una dosis de ficción.
El circo, por el que nunca ha sentido atracción el director por una extraña mezcla de sentimientos, es el escenario que le permite realizar su personal parada de los monstruos, de influencia felliniana. El film es multirreferencial, vuelve su mirada al mundo rural y hace un particular homenaje al film Deliberance en el poblado de Espectro, una comunidad en bancarrota, a cuya entrada cuelgan los zapatos de sus habitantes, porque nunca nadie se marcha de allí. Edward lo compra, pero sigue su viaje: es un pez demasiado grande para lagos tan pequeños, y su constante viajar le enseñará los misterios de la vida. El agua simboliza este viaje de la vida en movimiento constante y el misterio de lo que esconden sus profundidades, como ocurre con un iceberg.
La película se aleja de los trabajos habituales de Tim Burton, que siente atracción por los personajes foráneos, inadaptados o incomprendidos; Edward Bloom es todo lo contrario, un hombre extrovertido y un adorable contador de historias, que como una muñeca rusa esconden otra dentro de sí. Un hombre que había disfrutado llevando a la pantalla adaptaciones de cómics o remakes sentía la necesidad de hacer algo que desafiara esa descripción.
También introduce una crítica a las estafas de Wall Street, cuando tras el robo de un banco por un poeta de su pueblo (Bucemi), instalado en Espectro, descubren que la caja fuerte está vacía por la especulación inmobiliaria. Sigue el consejo de Bloom y se traslada a Wall Street a robar a lo grande. Recompensa a su 'asesor' con una prima que le permite construir su hogar. El propio Bloom compra todo Espectro y lo remoza, incluida la casa de la niña/bruja/joven/vieja. El hijo acaba comprendiendo el universo de su padre, repleto de gigantes, enanos, sirenas, enormes peces...
Entrañable la secuencia de Bloom y su mujer en la bañera, en la que se muestran el gran amor que sienten sin pronunciar una sola palabra.
Peliculón donde los haya. Nadie mejor que Ewan McGregor para hacer el papel protagonista. Sin duda me quedo con la parte en la que conoce a su futura esposa en el circo. Simplemente genial.
ResponderEliminarInés
ResponderEliminarInés me llena de orgullo coincidir en gustos y sensibilidad contigo. Nadie mejor, desde luego, que Ewan McGregor para desempeñar este papel tan fantástico, pero también otros muy diferentes como 'El escritor' de Polanski. Tu criterio es muy importante para mí.
ResponderEliminarUna peli sensacional, no hay duda que la enorme imaginación de Tim Burton y su fuerza visual para recrear historias impregnadas de singularidad están presentes en esta película. El film no sólo es una maravilla visual de las mejores de hoy en día; es también una maravilla de historia que además de reflexionar sobre el concepto de fantasía frente a la realidad, de las relaciones entre padres e hijos y otros muchos temas; tiene la capacidad de sumergir al espectador en una atmósfera fascinante que atrapa desde el primer fotograma hasta el último. Además como fiel seguidora del actor Steve Buscemi le di una oportunidad, y no me arrepiento pues es de las mejores que he visto.
ResponderEliminarSofía, has hecho un relato estupendo de un film que toca la fibra de las personas sensibles como pocos, y, a la par, tiene un subtexto comprometido e inteligente. Todos han colaborado para demostrar como un gran pez puede caber en un charco tan pequeños, aunque, ya sabes, cuando cambiamos de estanque nos convertimos en pececitos insignificantes, llenos de traumas como el propio hijo de Edward Bloom.Realizador, guionista, director artístico, con la música envolvente de Danny Elfman, que comprendió a Tim Burton como pocos, nos introducen en la magia del cine para hacernos ver que no todos somos grandes hombres, pero que un hombre grande puede estar e cualquier parte y generar un universo maravilloso para quienes viven a su alrededor. Las imágenes quedan impregnadas en nuestra retina: desde ese pueblo en el que cuando entras cuelgas los zapatos porque no te querrás ir; ese coche encima de un árbol, el buen gigante , interpretado por Matthew McGrory, ya fallecido, o la esposa que lo adora hasta el final de su vida, son iconos inolvidables del 'deber ser', que generalmente debemos sustituir por el simple 'ser'. Gracias por tu colaboración enriquecedora.
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