La huérfana. Jaume Collet Serra. Crítica










El cine catalán está pasando por us mejores momento y algunos directores, como Jaume Balagueró, con REC, profundo ataque a la prensa sensacionalista, y ahora Jaume Collet-Serra, con su thriller 'La Huérfana'  producido por la Warner Bros Pictures, rodado en Norteamérica y con actores americanos, están cambiando el modo de hacer cine en nuestros país. Jaume Collet-Serra nos ofrece un film de terror psicológico interesante, que, aunque ha sido acusado de visitar lugares comunes del género (sustos, ruidos...), presenta alguna novedad, sin rozar lo sobrenatural.

Las apariencias siempre nos engañan. Una familia, los Coleman, adoptan a una niña de nueve años, edad suficiente para tener un pasado. La pantalla nos muestra la imagen especular de una familia, en la extradiégesis perfecta ( ambos guapos, buenos profesionales, casa de diseño, hijos que gozan de todos los adelantos de la tecnología), tal como la veríamos en la vida real, sin posibilidad de penetrar en terrenos vedados a la mirada ajena: la intimidad del hogar; pero en la diégesis presenta serias fracturas, de las que la cámara hace cómplice al espectador desde el primer momento, sin ningúna simulación. La mujer (Vera Farmiga) ex-alcohólica, adicción que ha repercutido negativamente en sus hijos biológicos y en la vida de pareja, vive en un completo desequilibrio, sometida a tratamiento psiquiátrico; el marido está un poco cansado de una vida llena de sobresaltos y discusiones. Por el contrario, lo que permanece todo el tiempo en el lado oscuro, lo que nos niega ese ojo omnisciente, es todo lo relacionado con Esther, la niña-protagonista (Isabelle Fuhrman), el cuerpo extraño implantado en la familia, reflejada en un espejo fragmentado en mil trozos, imposibles de recomponer, que revelan un ser neurótico, con múltiples desdoblamientos de personalidad.

Si juntamos, como ha hecho Jaume Collet-Serra, una psicópata con una familia en la que se ha perdido toda la confianza entre sus miembros, en la que cualquier alerta va a ser malinterpretada y despreciada, la tragedia está servida; el miedo a lo desconocido, que poco a poco se va revelando trágicamente, nos perseguirá a lo largo de la proyección, incrementando a la par la inquietud de un espectador desprevenido. Pero tampoco nos podemos engañar, en torno a la orfandad, a las residencias donde se alojan los carentes de la protección de una familia, expuestos a las atocidades de los desaprensivos, la ficción ha creado un mito terrorífico, materializado en filmes como La residencia (Narciso Ibañes Serrador ), El orfanato (Bayona), Las Hermanas de la Magdalena (Peter Mullan) y un largo etcétera, que ponen en guardia al público ante el simple hecho de mentar la bicha.

Esther, cuyo misterio se resolverá al final del film, lleva en una Biblia ( elemento muy utilizado en el género, que mezcla lo impúdico y lo sagrado, lo escatológico y los deseos reprimidos ) las fotografías de varios hombres, en los que sabe ver sus debilidades, su super-ego, que aprovecha en su beneficio. Dos mujeres se van a enfrentar: la madre adoptante, desempoderada por el alcohol, al que le ha llevado la insatisfacción, y la hija adoptada, que intentará servirse de de sus debilidade. El trailer fue censurado en Estados Unidos, porque en él se incluía la pregunta de Esther sobre si una madre podía querer a los hijos adoptados como a los propios, que molestó a mujeres norteamericanas que se encontraban en esa situación. Ciertamente, en este caso, es la persona ajena a la familia, la niña-mujer, la que utiliza a las demás, en inferioridad de condiciones físicas y psíquicas, la que desequlibra aún más la precarias situación del hogar. No sólo la madre se está recuperando de su adicción, sino que su niñita, como consecuencia de un accidente (que se nos oculta en el relato cinematográfico, y se nos da en breves pinceladas ) es sorda y no habla.

Es un film interesante y bien tratado por la crítica, que nos muestra diferente tipos de mujeres: las ya descritas, la madre del protagonista, paciente y comprensiva, la monja que arriesga su vida para advertir a la familia, etc.. La pregunta de Narciso Ibañez Serrador, ¿Quién puede matar a un niño ?, surge varias veces a lo largo de la película. No creo que se trate tanto del hecho de la adopción, como de introducir en el seno de una familia desestructurada por la insatisfacción, y la rutina, que no suplen el bienestar económico, los problemas de la pareja trascendidos a cualquier medio social, de un ser extraño que se convierte en una seria amenaza al desequilibrar aún más la balanza en beneficio propio.

Es en realidad un thriller de mujeres, en el que éstas deben compatibilizar su trabajo en la esfera pública y la privada, en casa y en el trabajo, domi militaeque; la sobrecarga produce estrés, el estrés adicciones, y la forma de rellenar el hueco de la insatisfacción la más tradicional: adormecer el ego maternal, sustituir la pérdida de un hijo, la interrupción de un embarazo, con la llegada de un nuevo ser, un fetiche del hijo perdido, cuya memoria se cultiva en un rosal. El hombre, desde su atalaya, observa la decadencia de la mujer, y siente halagada su superioridad masculina con la recién llegada que sabe satisfacer su ego masculino, frente a una esposa desquiciada que exige 'demasiado' de él .





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